viernes, 6 de agosto de 2010 | Por: Pedro López Ávila

El "yo"

Anna Caballé, Profesora de Literatura Española y responsable de Literatura de la Unidad de Estudios Autobigráficos de la Universidad de Barcelona, afirmó, en la Universidad de Navarra, que Internet ha potenciado la expresión autobiográfica, y que ”el ´yo` ha dejado de ser una experiencia intima con las nuevas tecnologías. Asimismo destacó que “gracias a las nuevas tecnologías y a las redes sociales, el sujeto autobiográfico, posee en la actualidad un componente muy público y que el ´yo `ha dejado de ser una experiencia intima para convertirse en una carta de presentación. (Europa Press 8/2/2010).

Por su parte mi querido y buen amigo, Jose Vicente Pascual, siempre atento a la realidad cultural y cotidiana de nuestros días, excelente articulista, una de las plumas más lúcidas e inteligentes de nuestro tiempo, sagaz y certero, de una ironía privilegiada y mordaz, da cuenta de esta circunstancia, con las naturales reservas al no justificarse de forma clara a qué ´yo` hace referencia la Doctora Anna Caballé.

Desde luego a estas alturas no vamos a descubrir la importancia de Internet, de las págínas web o de las redes sociales como elementos disuasorios de promoción individual o colectiva y como elementos capaces de crear un estado de opinión con mayor rapidez y operatividad que los tradicionales medios de comunicación, ( incluyendo, claro  está , los libros  y revistas literarias en formato clásico)  con  menos costos para los “avispados” que han encontrado un auténtico chollo para todo aquel que se dedique al negocio de la cucaña, del reptar o trepar, aunque tenga que contar o fabular su experiencia intima, que eso es otra cosa.

La disminución en el número de periódicos de tirada nacional o local, el levantarse a miccionar, a tomar una cerveza, cambiar de canal de televisión o a arreglar el pomo de una puerta en el descanso de un partido de fútbol nos dan buena prueba de la repercusión que tienen hoy día los nuevos  formatos publicitarios y propagandísticos en nuestra sociedad de consumo (aviso a anunciantes), que están cambiando radicalmente los hábitos del lector, del oyente o televidente, de forma tal, que van a desparecer algunos modelos culturales que se canalizaban por estas vías tradicionales y que ahora se movilizarán enganchados al móvil o a una red social. Es conocido como al propio Obama, en el proceso electoral le produjo enormes beneficios, que estoy seguro ni él mismo podría cuantificar,  en cuanto a la rentabilidad de votantes a través de las redes sociales y otros procedimientos de las nuevas tecnologías. Se acabó para siempre la figura y el cargo tradional de  ”agitación y propaganda”  , al menos a la antigua usanza.

Pero, a lo que iba,  la tormenta estaba inventada desde siempre: la literatura en general y la poética en particular durante casi siempre se ha encontrado enfangada en controversias, pero es en el siglo XX al principio del nuevo milenio, donde pudieran producirse los cambios más importantes:

“Fundación mítica del yo sensible”. Una bella mentira fingida, diría Miguel Hernández y el concepto literario de “trascendencia”.

Poesía y pensamiento se han encontrado enfrentados a lo largo de nuestra cultura y los conceptos “generacionales” han agudizado más el problema:

A determinados autores  por el hecho de compartir un  mismo tiempo, una misma época, un proyecto de ideas comunes, juergas e incluso los mismos amores ha generado que se les enjuicie con criterios igualitarios la creación individual, impidiendo que la palabra sea una liberación del que la dice de  su ´yo`. Hoy se pueden compartir las mismas ideas, redes sociales, blogs, o lo que nos echen, pero cobra vigencia  la idea que nos dejó Heidegger:  ”ninguna  época ha sabido tantas y tan diversas cosas del hombre como la nuestra, pero, en verdad, nunca se ha sabido menos qué es el hombre”
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2 comentarios:

L.N.J. dijo...

Ese "Yo" del que habla Anna Caballé es muy cierto, a mi forma de sentir. Uno deja muchas cosas cuando nos acercamos a todo lo que las nuevas tecnología nos ofrece. El protagonismo o carta de presentación están servidos como una hamburguesa en una hamburguesería , que una vez puede apetecer pero no por ello deja de ser comida rápida y poco nutritiva cuando se abusa de ella.
Jose Vicente Pascual, creo que ya nadie descubre nada. Estamos saturados de tanta información y tanta palabrería, que la cadena emisor-receptor y mensaje no existen. Todo cambia y nosotros nos adaptamos como podemos, deseamos o nos interesa. Los que nos toca vivir tiene sus ventajas y desventajas. Pero me quedo con ese "yo" reflexivo que a veces echo tanto de menos, además de ser interrumpido por desgracia por este aparato que nos individualiza tanto y nos privatiza de ese don natural que son las relaciones humanas. Ese contacto donde la gente de la calle, un cafe, una charla con los amigos..., han pasado a ser otra pantalla. Es verdad que podemos opinar más por nosotros mismos sin estar sentados delante de un televisor, pero no deja de ser otro aislante más donde quizás ni sepamos estar solos para descubrirnos como personas. ¿Qué es el hombre?, todo se andará y nos seguiremos haciendo la misma pregunta.
Como herramienta de trabajo está muy bien, pero la comunicación es una vía fría, donde predominan tanto amor, sexo y diálogos sin expresiones faciales que rompe toda la hermosura del ser humano: presentarse tal y como es.

Y que conste que me incluyo en esto, ¿para qué voy a engañarme?. Aunque sienta que algo me falta.

Buen tema Pedro, muchos besos y perdona por haberme extendido.

L.N.J. dijo...

Por cierto, siempre se nos olvida la radio; a veces me siento en la cocina, últimamente escucho "radio 3" por su música clásica y curiosamente es un medio de comunicación del que todavía no he escuchado hablar mal, afortunadamente existen cosas muy antiguas que prevalecen en un rinconcito de nuestro ser.
Y tomo un libro, un bolígrafo, unos folios y me pongo a escribir y parece que una emisora me inspira, me recuerda y se deja sentir...