viernes, 6 de agosto de 2010 | Por: Pedro López Ávila

Andrés Rueda

Andrés Rueda
www.galeriadeartelazubia.com

Andrés Rueda Nace en Piedrahita  (Ávila) en 1956. Desde muy joven se siente profundamente atraído por la pintura impresionista y, desde pintor en las calles, se va abriendo camino hasta exponer en galerías como Galería Hanson (California), Galerie Lauswolf (Holanda), Hanson Gallery (U.S.A.), Eboli  (Madrid), Sala Braulio( Castellón) etc..Hasta llegar a una dimensión de ser reconocido como uno de los mejores pintores impresionistas de nuestra época. Su obra se encuentra distribuida por España, Alemania, Argentina, Francia Luxemburgo y Londres entre grandes coleccionistas de arte.

Cuando Renoir llegó a decir que el objeto de un cuadro consistía simplemente en decorar una pared y por eso era imprescindible que los colores fueran importantes por sí mismos, no era sino el reconocimiento del carácter marcadamente hedonista de la pintura impresionista.

No era sino encender el pincel en el lienzo de tantos ilustres pintores que nos ha dado desde entonces la historia del arte y que emerge hasta nuestros días, llevado con una fidelidad exquisita por Andrés Rueda.

Antes bien, no se debería hablar de pintura impresionista sin que la memoria visite uno de los principales elementos suministrador de datos para este movimiento: la aparición de la cámara fotográfica y la influencia en su desarrollo.

Desde la época de Renoir, Monet , Pissarro o Sisley, entre otros, hasta nuestros días el avance de las técnicas de la reproducción de imágenes ha sido vertiginosa y de las que han hecho uso todos los pintores hasta nuestros días, y como buen impresionista (en las más de las veces), neoimpresionista o posimpresionista en otras, Andrés Rueda ha conseguido un uso magistral de las mismas.

Con esto no quiero decir que Andrés no observe el paisaje, con sus colores, el momento de luz, más allá de las formas que subyacen sobre él, su luminosidad, los colores que rodean a los colores con su poder evocador (de sensaciones, vivencias y recuerdos), los contrastes o los objetos de la naturaleza, no en su corporeidad, sino en la disolución cromática que provoca en ellos la luz, el sol y el aire, hasta llegar a encontrar en su obra algunos aspectos del puntillismo.

La mirada de Andrés Rueda penetra en la Naturaleza, en el paisaje urbano o agreste, los fotografía y, tras un elaborado proceso informático, los contornos se disuelven en medio de la niebla y de la pesada atmósfera que tan sensiblemente ha sabido captar, de tal suerte, que la cúpula de la Catedral de San Marcos nunca ocuparía un lugar secundario en una pintura figurativa.

Utilizando una pincelada decididamente suelta y rota, pone especial énfasis en los acentos de luz que se reflejan en el agua para captar el centelleo y los efectos de esa luz y, con un leve, pero poderoso velo unifica la escena.

La destrucción de las formas las lleva a un sutil juego del agua con las nubes o las flores desparramadas de los jarrones o las mañanas de niebla, disgregando el perímetro de los objetos, en un lírico intento de llevar una fiesta de luz y de color (de colores puros con frecuencia). De ahí que en su pintura haya más de sentimiento que de academicismo y de ahí, también, que se encuentre siempre rodeado de poetas, porque su pintura es poesía misma.

Pedro López Ávila
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BIENVENIDOS A GALERÍA DE ARTE LA ZUBIA

www.galeriadeartelazubia.com

Próxima apertura: 8 de septiembre de 2010


A veces,  detrás de un monitor, detrás de un ordenador detrás de una distancia que borra la última línea del horizonte encontramos sólo humo; otras veces, todos los destinos posibles e imposibles y, pensándolo bien, todo lo inesperado, lo que nunca habríamos imaginado mientras barajamos nuestros días.

Digo esto, porque un día del mes de diciembre de 2009 me encontré casualmente, detrás de mi monitor con unos cuadros de un pintor impresionista, llamado Andrés Rueda que iluminaron mis sentidos como un beso de abedul flotando en plata.

Por estas cosas que tiene Internet, entré en contacto con él y le adquirí dos cuadros. Fue el inicio de correos que iban y venían, de algunos poemas con los que acompañaba a sus cuadros, al igual que lo hacían excelentes poemas de otras poetas que tuve la oportunidad de conocer y de una amistad que culminó con su llegada a Granada,  desde Segovia, para instalarse y residir aquí, nunca sabré si de forma definitiva ( cosa de pintores).

Cuando ya daba por concluida cualquier tipo de actividad, que no fuera otra cosa que la lectura, algo de deporte y la creación literaria aparece Andrés Rueda con su energía creadora, su enorme vitalidad y su contagioso optimismo para inundar de luz y color una nueva Galería de Arte, que llevará el nombre de GALERIA DE ARTE LA ZUBIA, que, lógicamente ,regentará mi mujer como la conquista de una ilusión, y en la que yo intentaré poner cautela ante los delicados momentos por los que atraviesa el mundo del arte.

Porque, cuando  todo parece que la esperanza era tan sólo de ayer, cuando todo parece que las fechas tan sólo anuncian la debilidad del mercado del arte y tan sólo  muy pocos  artistas se ven recompensados por premios, y cuando el mecenazgo  traza un signo inequívoco de huida , he aquí, que un pueblecito, a tiro de piedra Granada, que destaca por su vocación cultural, abre sus puertas a una Galería de Arte que recibe el nombre de su pueblo “GALERÍA DE ARTE LA ZUBIA”.

Un signo de ilusión, un refugio del pincel,  en momento difíciles, que invadirá sus paredes en un reto de luz y silencio en el que cada gesto, en el que cada mirada, en el que cada calle, en el que cada paisaje, en el que cada perol,  en el que cada cristal, el color se arroje sobre la sangre e inunde al alma para posarse más allá de la fantasía.

No pretendemos reptar por las paredes a través de la luz y el color, con un sentido estrictamente mercante, sino aportar un ramillete de gozo, alimentando miradas; no pretendemos descubrir un mundo al que nadie nos ha invitado, sino que miles de ojos contemplen lo que ignoran desde el silencio y el misterio; como tampoco pretendemos ser un mensaje de pánico a la torre del lienzo, sino una rendija por donde circulen los sueños de artistas abocados al olvido.

Partimos desde la más sincera humildad, como un lugar de encuentro del mundo del arte y la cultura, partimos como náufragos, sin la calma que proporciona el mercado, en una situación, digámoslo ya, de tempestades económicas y financieras, pero envueltos en una ola de pasión que nos conducirá a no se sabe dónde.

Pedro López Ávila
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ANDRÉS RUEDA Y YO


A cualquiera que le digan que Andrés Rueda ya reside en Granada, le pueden sobrevenir ideas muy dispares, pero puede que casi todas las relacionen como un alivio ocasional de huir del deudor más peligroso con el que nos enfrentamos todos los días al oír o leer las primeras noticias de cada mañana: El desánimo

Una mañana del mes de mayo, habíamos acordado previamente que vendría a visitarme a Granada y me traería algunos cuadros –entre ellos el de la Alhambra-  que tanto ha rodado por media España, pues era intención suya instalarse en Valencia.

Me comentaba Andrés que sus características psicológicas e incluso morfológicas se adaptaban mucho mejor al clima mediterráneo que a las tierras de Castilla, no por nada, sino porque necesitaba otro tipo de luz, a la vez que me mostraba, con cierta insistencia, el color de su piel,  como si me quisiera decir que sus antecesores genéticos provenían del Mediterráneo y necesitara un aire distinto para respirar de otra manera nuevas brisas que impregnaran sus colores.

Era un domingo un poco complejo para mí, cuando recibí su llamada, pues tenía a un familiar que acababan de hospitalizar, mi mujer estaba realizando un curso, había dejado las llaves dentro de casa , yo que sé, uno de esos días que nos arrastran a que confundamos la tragedia con el desconcierto del momento.

Pero,  a lo que íbamos, llegó Andrés, acompañado de Stella, y con un cargamento de cuadros, dado que su pintura me había envenenado, y yo le había comentado la posibilidad de poner una galería  de arte, fundamentalmente con sus pinturas;  tapeamos ese día y lo dejé en el hotel, con su linda compañera, por si tenía que formalizar otros menesteres (Andrés es muy menesteroso).

Digamos, de paso, que no se trataba de una galería  al uso, sino comprendida como encuentro entre artistas, recitales de poesía, de música dulce, escenificaciones,  y un sinfín de actividades en el que se llegara a realizar una convivencia fructifera entre los tertulianos, oyentes, atraídos por el arte y conceptos temporales (sobre los días que nos quedan)  ; de tal suerte que sus moradores no se sintieran perseguidos por el tiempo, ni que estos huyeran de él.

Al día siguiente , en la mañana, paseamos un poquito por la ciudad, el casco antiguo, y por la tarde se marchó con su compañera a la Alhambra.

A los pocos días, recibo una llamada suya llena de alborozo  diciéndome: ¡vecino, ya somos vecinos! NO me lo podía creer. Había alquilado una casa a cincuenta metros de la galería y esta misma noche me escribe un correo, diciéndome que se está “hincando” unas alitas de pollo con un buen ribera,  mientras contempla desde la terraza de su estudio los últimos restos de nieve en Sierra Nevada.

Estoy seguro que su patria es su nuevo domicilio, que no se habrá despedido de buenos amigos y amigas (como algún otro día no se despedirá de mí), que sus proyectos no tienen prisa, sino que son recortes de azar de los disparates de la vida de los artistas, surgen de forma inesperada. pero en ese corazón errante late un espíritu zarandeado por sueños que nunca llegaron a su destino. MI DESEO, ANDRÉS, ES QUE  EN ESTA NUEVA ETAPA DE TU VIDA, AL MENOS, TUS BÚSQUEDAS SE ROCEN CON TUS HALLAZGOS.
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Germán Aracil


En un día cualquiera, entré en una galería de arte y mi alma quedó quebrada en un cuadro, era un desnudo, y por esas cosas que tiene el azar, allí se encontraba el autor; me lo presentaron, se trataba de Germán Aracil , sus manos detenidas encendieron la memoria y en un grito de silencio pensé en el gran poeta y filosofo trascendentalista  Emerson: “el hombre no es más que la mitad de si mismo, la otra mitad es su expresión”.

Adquirí el cuadro, cómo no, y desde aquel momento quedé atrapado a su pintura como un náufrago en la noche sujeto a un remo de pintura; porque no había duda, aquello que es elemental para llamarse profesionalmente pintor, Germán Aracil lo poseía:  líneas trazadas con firmeza, formas inteligentemente contorneadas, y las relaciones entre la intensidad de la luz y el valor de las sombras que proyectan la forma total en singular, entre armónicos acordes cromáticos,  quedaban resueltos con aparente sencillez.

A veces, es el color de la piel con toda su lujuria el que exulta  los sentidos;  otras veces, los medios tonos elaborados endiabladamente; otras veces, es la luz la que dora todo el cuadro en una luminosidad confortante; otras veces, es el rojo o el azul, con estampados blancos, de delicadas prendas femeninas muy sugerentes,  confieren a su obra una lírica plástica con mano firme y segura. Sus fondos son un sigilo de aire en sus dedos.

Secuencias figurativas, fundamentalmente femeninas, así como una contenida emoción ante el bronce de la carne como protagonista de sus caras o de sus torsos, invaden la atmósfera  de un aire ingrávido y sugestivo, cuyo resultado, no es otra cosa, que la armonía de colores,  sincronizados en la consecución de la forma en plenitud.

Pero,  es que además , Germán Aracil escudriña los rincones más recónditos del alma, buceando siempre de adentro a afuera, para que en la expresión de los rostros o del cuerpo contemplemos  figuras cautivas de miradas potenciadas de intimismo, que aumentan la sensación de realidad, y poder expresar (con un hilo finísimo) la ternura, el sufrimiento, la tristeza o la lejanía en la mirada; aceptación del paso del tiempo,  el veneno de la piel desnuda, el silencio de los ojos o, quizás, la belleza de las rosas solitarias.

En definitiva, Germán Aracil, se sumerge en lo adormecido del ser humano y nos revela la magia  de lo desconocido a través de sus pinturas, pintura académica, en algún caso, pero nada empalagosa, pues la buena mano del oficio se deja ver en la soltura de la perspectiva dibujada y en la limpieza de sus colores, para interpretar contenidos objetivos desde una refinada subjetividad.
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Poesía y Pintura de Pedro López Ávila y Andrés Rueda (V parte)

A DESPEDIDA – Diario de un cuadro (Andrés Rueda)

Por fin he terminado, y me siento ligeramente satisfecho, pues creo que aun podría hacerse algo mas…como no estoy seguro lo dejo.


ANDRÉS  JUNTO A SU OBRA



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Poesía y Pintura de Pedro López Ávila y Andrés Rueda (IV parte)


LA ALHAMBRA (Pedro López Ávila)

Que en árabe significa la Rojadebido al color de sus murallas, es el monumento que identifica la ciudad, es el símbolo de Granada, en cualquier rincón del planeta y admirada por gentes de otros países, entre otras razones, por ser el único conjunto palatino árabe de la Edad Media que queda en el mundo, incluidos los países árabes.

Las primeras construcciones que hubo en la Alhambra fueron de tipo defensivo, y se sitúan entre los siglos IX y XIII. Por esto es explicable que Muhammad I se instalara allí, porque además de su buena situación estratégica, dominaba la ciudad con una amplia vista hacia la vega, y aunque ya existían edificaciones, él las sustituyó por otras mayores y más sólidas, “la Alcazaba”, llevó hasta allí el agua, construyendo para ello la “Acequia Real” y comenzó a trazar los planos de lo que sería “la Casa Real” y establecer allí su residencia, dejando los antiguos palacios del Albaicín. Así nació LA ALHAMBRA.

Decía el Profesor arabista, Emilio García Gómez: “la Alhambra ha perdurado, porque siempre ha seguido viviendo, y ha seguido siempre viviendo, porque siempre ha sido amada”

Cuando se conoce que la construcción está realizada con materiales muy frágiles, barro, yeso y cal (excepto las columnas y los suelos de algunas salas, que son de mármol), parece casi milagroso que la edificación se mantenga en pie y, en algunos casos, prácticamente incólume, tanto en sus torres cuanto en sus palacios.

Y es que la Alhambra ha estado casi siempre habitada, por supuesto, uno de sus primeros moradores fue Carlos V (cuyo palacio aparece justo detrás de la torre de Comares en la pintura de Andrés Rueda), y según Camilo Álvarez de Morales estuvo habitada durante muchos años por quienes aprovecharon la poca vigilancia de las autoridades.

Todo esto, permitió que los albañiles repararan deterioros, los estuquistas rehicieran adornos e inscripciones o que  los carpinteros arreglarán algunos maderos.

Sólo de esta manera consiguieron que la Alhambra siguiera viva hasta nuestros días. De ahí que volvamos sobre las palabras del Profesor García Gómez: “con ellos la Alhambra renovó sus células, como los fisiólogos dicen que cada equis años lo hace el cuerpo humano”.

Ahora, Andrés, en este tiempo detenido en el monumento, te toca para que la mano de tu pincel, guiada por la emoción y el sentimiento, lleven la magia de la Alhambra hacia tu lienzo. Menudo desafío.

Con mis mejores augurios, recibe un fuerte abrazo.
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Poesía y Pintura de Pedro López Ávila y Andrés Rueda (III parte)

COLORES DE LA ALHAMBRA (Andrés Rueda)

Mi trabajo es establecer cierto orden en estos tonos anaranjados , a la vez que blancos y azulados, ya que la composición es nocturna.

A continuación desarrollo un poco el estudio realizado por Julio Juste en el 2005. sobre los tonos de la Alhambra.


De siempre se dijo que la Alhambra era de color rojo bermejo o de castillo, sin embargo en estudios realizados hace unos años se demostró que era Naranja con mas de un 50% de croma.
Esto es debido a los rasgos de rojos y amarillos que están presentes por toda la edificacion. Teniendo en cuenta que la montaña en que esta situada tiene cientos de tonos narajas y marrones , debidos a la mezcla con tonos negros.


Además, del naranja del tapial, la Alhambra también es blanca, al dotar de una capa de cal las caras internas de las cajas del encofrado (calicostrado). En la actualidad, ha adquirido un halo rosáceo, quizá por contaminación de las oleadas de la calima sahariana.
La presencia del naranja es de tal magnitud, que aparece esmaltando todos los elementos pétreos existentes en el exterior, de otra naturaleza cromática en origen, estableciendo una unidad coral ficticia, como queriendo armonizar el conjunto en relación al origen de la propia colina y sus arcillas; como si se tratara, en realidad, de un trabajo de camuflaje.
A todos estos tonos tendré que añadir los verdes de toda la expledida vegetacion, el azul del cielo, y el plateado de Sierra Nevada.


En esta mezcla de colores fríos y cálidos esta entonada la primera sesión que insinúa las formas del cuadro….sigo disfrutando y un tanto exagerado en mi manera de trabajar moviendome por la superficie del lienzo como un poseso… será que me he tomado dos cafés?

Andrés Rueda
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Poesía y Pintura de Pedro López Ávila y Andrés Rueda (II parte)

LA CÁMARA OSCURA (Pedro López Ávila)


Si uno comienza a tirar del hilo descubre que las mejores obras de arte de la historia han sido, son y serán creadas en los estudios.

Parecería, poco menos que imposible, a menos que fuéramos eternos, que un pintor pudiera tener el don de estar horas y horas delante del objeto que quiere representar si no fuera por la ayuda de herramientas, que han sido claves en la historia del arte pictórico.

Hoy, Andrés, voy a iniciarme en esta aventura del cuadro que me estás pintando, comentando la importante aportación que supuso el descubrimiento de la cámara oscura.

“Digo que si frente a un edificio o cualquier espacio abierto, iluminado por el sol, tiene una vivienda frente al mismo, y que en la fachada que se enfrenta al sol se hace una abertura redonda y pequeña, todos los objetos iluminados proyectarán sus imágenes a través de ese orificio y serán visibles dentro de la vivienda sobre la pared opuesta, que deberá ser blanca y allí estarán invertidos”. Leonardo Da Vinci (1452-1519).

Ya Aristóteles observó que los elementos constitutivos de la luz se trasladaban de los objetos al ojo del observador con un movimiento ondulatorio y para demostrar su teoría construyó la primera cámara oscura de la que se tiene conocimiento.

La cámara oscura renacentista tenía las dimensiones de una habitación, cuya única fuente de luz era un minúsculo orificio en una de las paredes.

Con posterioridad (S. XVI), al diminuto orificio se le antepuso una lupa y con ella se obtuvo mayor nitidez y luminosidad en la imagen: Era la semilla que germinaría, tras dilatadas experimentaciones, en la primera fotografía conservada de la historia que data en 1827.

Desde este año hasta la actualidad el avance de las nuevas tecnologías ha sido rabiosamente vertiginoso, de las cuales no es ajeno Andrés Rueda, como hombre de nuestro tiempo.

Reinventándose a sí mismo diariamente, con los inimaginables recursos que le proporciona el avance científico para pintar sus cuadros, además de la realidad material de sus pigmentos, pero siempre en la búsqueda de una misteriosa luz y color, que está, pero los demás no alcanzamos a ver, para conseguir efectos que parecen alimentar la savia, el aire o la humedad de sus paisajes.

No es, por tanto, el caprichoso deseo de poseer un cuadro del amigo Andrés lo que me guía a hacerle este encargo, sino el dejarme vagar entre sueños, contemplando en todo su esplendor el misterio desde mi casa.

Adelante compañero.

Pedro López Ávila




Hoy sigo dando el fondo, con geles densos teñidos de grisáceos, azulados, ya empiezan a salir texturas irregulares que voy buscando.

Andrés Rueda.
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Poesía y Pintura de Pedro López Ávila y Andrés Rueda (I parte)

PLACER POR PINTAR: Diario de un cuadro (Andrés Rueda)


Hace unos meses, recibí un correo interesándose por algunas de mis pinturas.conteste dándole mi móvil, y al día siguiente recibí una llamada, en ese momento empezó una amistad virtual.

La persona que me llamo es Pedro de Granada , y adquirió algunos de mis cuadros , los cuales nos han servido para unir almas gemelas en el Arte.

Paso algún tiempo y volví a recibir otro correo ,proponiéndome pintar un cuadro enorme de el monte PILATUS Suiza. En el correo adjuntaba unos archivos fotográficos del famoso monte, era entre nieblas, y nieve , me pareció un poco soso, aunque le envié las fotografías trabajadas, para que se hiciera una idea de como quedaría.

Al día siguiente me contestaba que le parecía insulso , que la sensacion que percibió en el momento no correspondía a sus expectativas del cuadro…le pedi me dejara un día..Comencé una búsqueda por mis archivos fotográficos buscando lo que realmente le motivara, cogí una fotografía de la Alahambra de noche y al fondo Sierra Nevada , la retoque con mis colores y texturas.. y la envié…su contestación fue ERES GRANDE COMPAÑERO¡¡¡ podría ser en 230 x 170 ? ….

Y así comienza este diario sobre la ejecución del cuadro, eso si, sin ninguna pretensión de nada, excepto divertirnos mientras lo pinto, y compartir el solitario trabajo del artista.

Andrés Rueda.
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Poesía de una vida


El pasado día 16 de febrero en el museo Casa de los Tiros se rindió reconocimiento a la vida y la obra del poeta granadino Rafael Guillén.

Nació en 1933. En 1953,  formo parte del grupo “versos al aire libre”, que rompió el silencio que durante 20años se abatió sobre Granada, tras el asesinato de Federico García Lorca. Tras la desaparición del grupo, en 1957 fundó y dirigió, junto a José G. Ladrón de Guevara, la colección de libros Veleta del Sur.

En 1994 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por los estados transparentes. En 2003 se le otorgó por unanimidad el Premio de la Crítica Andaluza por las edades del frío.

Antes le habían sido concedido, entre otros, circulo de escritores iberoamericanos de Nueva York 1963, Leopoldo Panero 1966, Guipuzcoa 1668, Boscán 1968 y Ciudad de Barcelona 1969. todos de poesía.

Cultiva también la narrativa y el ensayo. Tanto en verso como en prosa, ha sido traducido a muy diversos idiomas.

En la mayoría de los manuales de la Historia de la Literatura Española del S. XX , así como en numerosos estudios en poesía especializados de postguerra , se le cita o analiza en el epígrafe dedicado a la llamadageneración del 50.

En la presentación del acto, Antonio Sánchez Trigueros, Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad de Granada, realizó la siguiente semblanza del poeta granadino

A estas alturas de su vida y de su obra, cuando se van a cumplir los cincuenta años de su primer libro, Rafael Guillén, responde al siguiente retrato crítico-literario que me atrevo a diseñar: poeta de la palabra precisa y de la versatilidad expresiva, poeta de la tradición, moderno y vanguardista, distanciado de modas, poeta de la sorpresa en cada rincón del poema, poeta reflexivo, indagador del ser en la palabra, poeta del tiempo como proceso de vida y como proceso de muerte, poeta del amor más allá de la arruga, poeta de la vida, poeta que trastorna, que perturba, poeta solidario, poeta elegiaco, poeta de los vacíos expresivos, de lo perdido y recuperado por la palabra, poeta de la luz, de los sentidos, poeta de los límites, poeta de los mil temas y los mil matices, poeta, en suma (y son palabras suyas) para quien la poesía no es sino una manera de respirar.

Alguien, y significa mucho que sea un crítico joven, ha podido afirmar con razón que “la trayectoria poética de Rafael Guillén es una de las más singulares complejas y atractivas de la poesía española contemporánea”.

¡SIEMPRE LLEGAMOS A DESTIEMPO!
Siempre llegamos a destiempo.
Cada llegada es un fracaso. Parte
ya el tren y conseguimos
subir en marcha. Todo en vano.
Nos lleva, es cierto. Pero ya se ha ido.
A través del cristal nos asomamos,
pero la vida ya se ha ido; todo
se ha ido inacabado.
Estamos viendo rostros, árboles,
de otras personas y otros campos.
Estamos contemplando una montaña
que ya no es la misma que miramos.
Oímos voces, gritos, carcajadas
que hace ya tiempo que sonaron.
Difícilmente pretendemos
hallar una respuesta por el tacto;
y cuando al fin tocamos algo vivo
ya no está allí lo que tocamos.
Cada momento que nos lleva
es un presente ya pasado.
Nos lleva, es cierto. Pero ya se ha ido;
se había ido al alcanzarlo.
De las edades del frío(1977)

Manuel Villar Raso Profesor de Literatura Norteamericana de la Universidad de Granada, excelente narrador e inseparable amigo de viajes de Rafael Guillén, realiza el comentario que a continuación sigue y que yo recojo del blog de Jose Vicente Pascual.

Manuel Villar Raso




Acaban de llegarme  las obras completas de Rafael Guillen, editadas por Almed en tres hermosos volúmenes y, antes de  iniciar su lectura, acaricio con mimo las portadas en las que aparece la foto en blanco y negro de Rafael Guillén; luego las coloco frente a la mesa de mi estudio y las miro  con asombro durante largos minutos antes de  decidirme a abrirlos. Los poetas son los supervivientes de nuestra historia desde la edad de oro hasta  la edad del hierro, en la que estamos y en la que ya no nos interesan tanto los becerros de oro como el oro de los becerros, según Montesquieu; pero sea su poesía de  oro o de hierro queda claro en cuanto  uno lee Los Estados Transparentes que Rafael es un poeta esencial en nuestra literatura y que, como todos los grandes, ha escrito sus poemas con dolor, hambre y rabia. Esto no sé si lo ha dicho Vargas Llosa, pero podría decirlo de él, o yo al menos no conozco a un poeta más vitalista y profundo. Abro el primer tomo al fin y, desde las primeras páginas, Rafael lanza palabras como piedras y cada una ocupa su sitio en las calles estrechas, solitarias, oscuras y sucias del Albaycín, o junto a una farola y bajo un puente, lo que me recuerda uno de tantos dichos de Rafael, mientras tomamos unos vinos, acerca de dos gitanos en el río Darro, en el que  uno le dice al otro que lo peor de esta vida es el frío y el otro le contesta que lo peor del frío es el hambre.

“Este lanzar un torrente de anécdotas, de palabras y ver que ocupan un sitio en el espacio; este saltar del lecho  y preguntar: ¿qué día es hoy?; este saber que hay ruinas, piedras y murallas de más, mucho más de dos mil años”. Sus obras completas son para disfrutar. No sé si Rafael alcanza todavía a saber quién es, no sé si el mar le cabe en la garganta; no sé de dónde extrae las fuerzas, las palabras, las ideas, de dónde saca tanto ingenio, para escribir tanto sin miedo a la palabra y sin que el sueño le canse. En Versos al Aire Libre, la catedrática Pilar Palomo, en el Prólogo, dice que Rafael vivió un tiempo vertiginoso de tertulias, exposiciones, coloquios, recitales, antologías, actividades artísticas y literarias entre cipreses, cármenes y huertas, con la Alhambra en cada esquina, “la Alhambra como el mar es siempre la misma y siempre distinta”, que proclama su voz y el uso cada vez más perfecto de su palabra, el material más recalcitrante que existe para un artista, sea del arte que sea. En Pronuncio Amor, el poeta ya sabe que lo que escribe valdrá mucho menos que lo que posee, pero le asiste la gracia y vive a tope su tiempo de poeta, con un lenguaje nítido y puro que moldea con ternura y lo contempla igual que un escultor contempla su obra. Porque es el elegido y tiene algo en fin que dar a los demás.

En Cancionero-Guía, Rafael mata con amigos y anís el gusanillo por las tabernas; pero lo sorprendente es la facilidad y la sabiduría con que escribe por  tertulias y paseos hasta Plaza Larga, donde pide un bolígrafo y escribe pinceladas, “un perro se detiene pensando si va o viene”, dos borrachos ondulantes se reparten el silencio”, impresiones fugaces, soleás, coplas granadinas, poemas de juventud y vino y, en medio de tanto lirismo la hermosa elegía “a mi madre, ahí muerta”, “tan pequeña en la gloria, tan grande en el trabajo”. En Hombre en Paz se pregunta si en el otro mundo habrá cuartos de estar con las persianas entornadas, libros y generosos anaqueles, abiertos orificios hacia todas las latitudes del espíritu. Y así en sucesivos  poemas de familia dedicados al abuelo, a la esposa, al hijo recién nacido, donde le dice con palabras de Whitman en Canto a mí mismo que, cuando yo me vaya, “te estaré esperando”.



La poesía de Rafael nace de la vida y vuelve a la vida desde el mensaje biográfico hasta el dolor humano, pero sin quedarse en lo social, buscando siempre caminos en el mundo de la palabra y en la perfección formal del poema, como demuestra en la increíble madurez de sus sonetos, “vengo sin saber de dónde vengo”, que firmaría el mismo Lope o un Soto de Rojas, que le inspira su hermoso Jardín cerrado, o en Moheda, donde Andalucía está hondamente presente y con sorprendente emoción estética. Dicen sus críticos que Rafael es un autor de creación lenta, “un poeta de la palabra precisa y distanciado de modas, poeta de tradición, moderno y vanguardista”, según Sánchez Trigueros, con  temas fundamentales que lo enriquecen. En Las edades del frío nos dice que ama la aventura de las palabras, “son ellas las que me eligen y utilizan, las que rigen la vida y son la vida”, luego indaga los cuatro elementos, tierra, agua, aire y fuego, palabras claves y en estado puro en su poesía, con las que intenta forzar las lindes de lo perceptible, hasta desembocar en la materia como límite último. En Los dominios del Cóndorel poeta expresa su anhelo de penetrar en el misterio que encierra el universo, en “el espacio que se esconde en cada gota, y volar por los dominios del Cóndor”, donde espacio y tiempo son  conceptos inestables del misterio. En Los estados transparentescon el inolvidable “No volveré a París”, la palabra clave es la transparencia, tema recurrente a lo largo del poemario anterior de Límites.

En la poesía de Rafael hay palabras que se repiten. Es evidente la palabra “hombre” en su trilogía sobre los Gestos, en homenaje a su amigo Julio Alfredo Egea; o la palabra “tacto”, que para él es amor, conocimiento y vida. “Es mi tacto el que crea”, nos dice en Límites,pero ello no le basta. Cada palabra  tiene su realidad y su propia atmósfera. La palabra “aljibe” le evoca el misterio del universo. La palabra lluvia,  brota y cae desde dentro, es la hora de la escritura, cuando el poeta está en situación de trance o de lluvia y llega el poema. La visión del Gran Atlas en El país de los sentidos le toca una fibra sensible que le suscita el deseo de conocer el mundo y ensanchar su espacio vital. Los estados transparentes y Prosas viajeras nos presentan al escritor en Guatemala, Chile, Argentina, París, Italia, Rusia, Inglaterra, Argelia, Mauritania, e incluso en un oriente lejano, India, China, Nepal, Indonesia o sobrevolando Nueva York, convertido en un viajero de Europa que aspira a la comprensión unitaria del universo. Ya en Los dominios del Cóndor, el poeta expresaba el anhelo de penetrar en el misterio que encierra el universo y fundirse con el espacio, que le  parece infinito desde la cima de la Cordillera de los Andes, para alcanzar límites que lo lleven más allá de la realidad. Y en este mundo poético de espacios se pregunta si es posible traspasar la realidad y ocupar al mismo tiempo dos espacios simultáneos, fusionando espacio y materia. Sería el tiempo simultáneo, sin duda la concepción más rotunda y original en su cosmovisión y que tal vez le viene de lejos; pues ya en Variación Temporal escribe que “el presente es recuerdo. El futuro es pasado. El mañana es ahora. El ayer es mañana. El hoy es un después. El pasado es ahora” “Porque en el tiempo todo avance/ es a la vez un retroceso, / y no sabemos cuándo/ se consumó nuestra aventura..”


Poeta de viajes interiores y de muchos viajes, de paisajes físicos y humanos, poeta que escribe sin ínfulas y sin engolamientos, poeta próximo y generoso, poesía indagadora que arriesga y que en su busca le hace volar hasta la Isla Negra con Neruda, a Venecia, ciudad que se hunde, a la Jema el Fnaa de Marrakech en busca del ruido de sus tambores, a los remeros del Volga, a los fiordos noruegos “donde no hay salida”, a los altísimos lagos croatas de Plitvice, a Florencia en busca de Miguel Ángel y del “arte non finito”. No he visto a nadie coquetear tanto con el miedo como al penetrar en los túneles vietnamitas de Cuchi, ni más fascinado por la belleza como en la bahía de Along, ni más entusiasta por la grandeza de los templos de Ankorg o ascendiendo a las pagodas de Birmania. Ni la melancolía ni los desengaños sin embargo se han hecho para él. En cada uno de sus viajes está inventando un país. “La melancolía de los jóvenes está hecha con niebla, la de los viejos está hecha a base de desengaños”, dice con los ojos encendidos mientras le propongo un nuevo viaje, que seguramente él ya lo ha recorrido y del que está de vuelta.
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EL IMPRESIONISMO DE ANDRÉS RUEDA

En una visita realizada a la ciudad de Cáceres, en las afueras, en un pueblecito cercano,  en un museo de arte contemporáneo de cuyo nombre no es que no quiera acordarme, es que, sinceramente, no me acuerdo, había una leyenda que decía: “la vida es opresión y el arte la mistificación y la ilustración de la opresión”.

Son auténticas legiones de expositores los que invaden las galerías para presentarnos sus obras y no conozco a ningún crítico que ponga mal al expositor, por lo que habrá que asumir que a lo más que se puede aspirar es encontrar a alguien a quien lo pongan menos bien que a los demás Eso sí, después de redactar una página en la que se nos asegura el excelso índice de calidad alcanzado por el artista, cuando este gira la cabeza, las maldades de los críticos afloran de forma impía. No digamos entre los propios colegas de profesión.

Digo esto, porque no tengo que cumplir ninguna misión al hablar de Andrés Rueda, ni soy crítico de arte, ni busco recompensa alguna, ni siquiera lo conozco personalmente; tan sólo voy a intentar describir las aportaciones que me han provocado el color y la forma de su pintura, nuevas, al menos para mí, como una fresca aurora.

Cuando se cuenta con talento, vocación, facultades y un perfecto dominio de las nuevas tecnologías, como soporte de incorporación de hallazgos originales, que mejoran otros procedimientos convencionales, el resultado no puede ser otro que encontrarnos con algo más profundo que la imagen visual: la percepción de lo permanente, que es lo que subyace   en la pintura  de Andrés Rueda.

Cezanne pensaba que “cuando el color estaba plenamente conseguido, la forma alcanzaba también su plenitud”. En  este sentido,  Andrés Rueda nos atrapa en un mudo reflejado de colores, profundo e inmutable de la naturaleza o de la fisonomía urbana, en donde la exacta relación de los valores cromáticos, su organización y su perfecta sincronización dan como resultado que, ahora, La Playa de la Concha me parezca diferente a cuando me encontraba junto a ella.

La percepción sensorial de sus acrílicos, sus tonos calientes, que producen una mayor sensación de relieve, esfumados a veces en la niebla, sin disimular la pincelada ancha, nerviosa y emotiva, junto a la textura de sus materiales granulados (que pacientemente va buscando), para asomar la luz desde la sombra y consiguir que cuando vemos el paisaje cotidiano (urbano o naturaleza de árboles, remedando un follaje lineal ) los veamos con los ojos ocultos deAndrés Rueda.
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DESPEDIDA Y CIERRE

Así, parece ser, y con un adiós con el corazón, es como se despide de sus amigos y lectores Jose Vicente Pascual., autor de varias colecciones de relatos y novelas, galardonado en distintos certámenes literarios de ámbito nacional y articulista de  prensa escrita y digital.

Tu despedida, como articulista, por voluntad propia, me parece un acto de profunda responsabilidad ética, una necesidad ante la zozobra y el espectáculo que ofrece la vida española; te ha salido una vena de desesperación ante el insalvable abismo entre la realidad, que reserva todos los privilegios  a una clase complacida en su ignorancia estúpida, simplona y malvada, y tus inútiles deseos de acabar con la ineficacia de un sistema de una lastimosa pobreza intelectual y moral.

La notoria incompetencia administrativa, rodeada de políticos, caciques y otras especies de fauna menuda que garantiza, con toda clase de artimañas, las previsiones electorales del poder es la crónica que resume tus cientos de artículos de la realidad social y política del Estado Español.

Bien tejida la tela de araña, poco importa la crítica y el análisis inteligente de las mentes más lúcidas y preclaras de nuestra sociedad; y cuando ha fecundado  la semilla, que se venía germinando, es cuando José Vicente Pascual dice:  ¡A la mierda! No quiero saber nada. Nada de nada.

En cualquier caso, amigo Josevi, no te echarán de menos la mayoría de los granadinos, si acaso de más. Pero, por favor, no te mueras, para que los que tenemos el privilegio de conocerte podamos disfrutar de la amenidad de tus conversaciones, de tus relatos, de tus novelas, de tu concepción del mundo, de tu interpretación de la sociedad y de tantas cosas que han quedado diluidas en regueros de tinta  -estoy seguro que permanecen en tu memoria-

Quizá hubiera sido peor que se marchara Jorge Javier Vázquez, Belén Esteban o el mismísimo Cristiano Ronaldo, que son los que ha colonizado nuestra mentes, como argumentos de autoridad y máximos exponente de la libertad expresiva de nuestro tiempo. ¿Con qué noticias si no abrirían  los telediarios o las portadas de la prensa?

Ahora, tu silencio será una forma más de comunicación, que les den a los saltabalates del pensamiento no hay necesidad que justifique en este país, o como se diga,  tus observaciones intelectuales. ¡Hala! A tomar mucho por donde amargan los pepinos.

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CON LA QUE ESTÁ CAYENDO


A la S.G.A.E. parece poco menos que imposible que persistan en el despropósito de echarse a la ciudadanía encima con chorradas tales como querer cobrar por el himno de un equipo de fútbol, la representación de una obra teatral por un grupo de escolares o el oír la música de un telediario, que pudiera incitar al baile. Me parece  una chapuza de la que no sólo salen mal parados los propios escritores, sino que también  gente de cualquier saber que dejan huellas en el alma; de los que se esta haciendo mofa, parodias grotescas y se están viendo abocados a un linchamiento popular, masacrando no sólo sus obras, con los millones de copias piratas, que se realizan de las mismas, sino también el prestigio y la dignidad  que requieren tan meritorios oficios.

Y es que, no sé por qué, me viene a la cabeza cuando hablaba Juan de Mairena  diciendo: “que hay hombres tan profundamente divididos consigo mismos, que creen lo contrario de lo que piensan. Y casi -me atreveré a decir- es ello lo más frecuente”.

Pues sí, señores, hablamos de la difusión y universalización  de la cultura en todas sus manifestaciones de forma gratuita para el pueblo y luego hincamos la rodilla en conversiones que van en contra de lo que teóricamente debería ser  lo más fecundo para el progreso de los pueblos: el conocimiento, como el  principal activo que debe tener el ser humano.

Con esto no quiero decir que los nobles oficios del compositor, pintor o escritor, por ejemplo, no tengan una más que digna remuneración económica, aparte de la reputación y la excelencia, pero que la distribución de la primera debería ser proporcional a los ingresos anuales y no en función al éxito que se obtenga en la venta de copias, pinturas u obras vendidas, pues aquí ya se observa la moneda al descubierto dentro de las exigencias del mercado en el mundo en que vivimos.

De todos es sabido que autores que no obtuvieron un reconocimiento en su tiempo, viviendo en la precariedad más absoluta, la historia los rescató siglos más tarde y han sido el paradigma de muchas generaciones. Pero, ya hoy no les vale para nada.

Os invito a que leáis estos dos artículos que creo merecen la pena:

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El "yo"

Anna Caballé, Profesora de Literatura Española y responsable de Literatura de la Unidad de Estudios Autobigráficos de la Universidad de Barcelona, afirmó, en la Universidad de Navarra, que Internet ha potenciado la expresión autobiográfica, y que ”el ´yo` ha dejado de ser una experiencia intima con las nuevas tecnologías. Asimismo destacó que “gracias a las nuevas tecnologías y a las redes sociales, el sujeto autobiográfico, posee en la actualidad un componente muy público y que el ´yo `ha dejado de ser una experiencia intima para convertirse en una carta de presentación. (Europa Press 8/2/2010).

Por su parte mi querido y buen amigo, Jose Vicente Pascual, siempre atento a la realidad cultural y cotidiana de nuestros días, excelente articulista, una de las plumas más lúcidas e inteligentes de nuestro tiempo, sagaz y certero, de una ironía privilegiada y mordaz, da cuenta de esta circunstancia, con las naturales reservas al no justificarse de forma clara a qué ´yo` hace referencia la Doctora Anna Caballé.

Desde luego a estas alturas no vamos a descubrir la importancia de Internet, de las págínas web o de las redes sociales como elementos disuasorios de promoción individual o colectiva y como elementos capaces de crear un estado de opinión con mayor rapidez y operatividad que los tradicionales medios de comunicación, ( incluyendo, claro  está , los libros  y revistas literarias en formato clásico)  con  menos costos para los “avispados” que han encontrado un auténtico chollo para todo aquel que se dedique al negocio de la cucaña, del reptar o trepar, aunque tenga que contar o fabular su experiencia intima, que eso es otra cosa.

La disminución en el número de periódicos de tirada nacional o local, el levantarse a miccionar, a tomar una cerveza, cambiar de canal de televisión o a arreglar el pomo de una puerta en el descanso de un partido de fútbol nos dan buena prueba de la repercusión que tienen hoy día los nuevos  formatos publicitarios y propagandísticos en nuestra sociedad de consumo (aviso a anunciantes), que están cambiando radicalmente los hábitos del lector, del oyente o televidente, de forma tal, que van a desparecer algunos modelos culturales que se canalizaban por estas vías tradicionales y que ahora se movilizarán enganchados al móvil o a una red social. Es conocido como al propio Obama, en el proceso electoral le produjo enormes beneficios, que estoy seguro ni él mismo podría cuantificar,  en cuanto a la rentabilidad de votantes a través de las redes sociales y otros procedimientos de las nuevas tecnologías. Se acabó para siempre la figura y el cargo tradional de  ”agitación y propaganda”  , al menos a la antigua usanza.

Pero, a lo que iba,  la tormenta estaba inventada desde siempre: la literatura en general y la poética en particular durante casi siempre se ha encontrado enfangada en controversias, pero es en el siglo XX al principio del nuevo milenio, donde pudieran producirse los cambios más importantes:

“Fundación mítica del yo sensible”. Una bella mentira fingida, diría Miguel Hernández y el concepto literario de “trascendencia”.

Poesía y pensamiento se han encontrado enfrentados a lo largo de nuestra cultura y los conceptos “generacionales” han agudizado más el problema:

A determinados autores  por el hecho de compartir un  mismo tiempo, una misma época, un proyecto de ideas comunes, juergas e incluso los mismos amores ha generado que se les enjuicie con criterios igualitarios la creación individual, impidiendo que la palabra sea una liberación del que la dice de  su ´yo`. Hoy se pueden compartir las mismas ideas, redes sociales, blogs, o lo que nos echen, pero cobra vigencia  la idea que nos dejó Heidegger:  ”ninguna  época ha sabido tantas y tan diversas cosas del hombre como la nuestra, pero, en verdad, nunca se ha sabido menos qué es el hombre”
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Detrás de la realidad

José Hierro decia que escribía espaciadamente porque “cuando no tengo nada que decir no lo digo, y cuando tengo algo que deciry no sé como decirlo, tampoco lo digo”.

Quizá esa sea una parte de la explicación del porqué de forma tan tardía me veo ahora envuelto en esta aventura literaria de la búsqueda  de nombres nuevos, de experimentar nombres, para poder oirnos unos a los otros, porque muchas cosas tienen ya nombre. Se trataría de nombrar todo lo innonbrable para nombrar rincones desconocidos que existen detrás de la realidad y que ahora podría decir, cuando los años aprietan con el peso de las horas.

Otra razón, , es que siempre he caminado con una concepción irreflexiva del tiempo,  en el que otras obligaciones apenas me han permitido saludos hilvanados en la distancia con los otros.

Antes bien, algunos compañeros y , por último, Andrés Rueda me animan a la formalización de este blog del que estoy seguro va a tener más sombras que luces, porque soy un auténtico fracaso en el manejo informático, un descuidado para mantener un mínimo de caricias a la puntualidad literaria y cultural y un dejado al querer atender otras obligaciones que me impongo a la vez.

De cualquier manera, espero que los que me habéis empujado a este remolino me ayudéis, al menos, con vuestra comprensión y benevolencia.
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