lunes, 26 de diciembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

¿POR QUÉ REGALAR UNA OBRA DE ARTE?


Sonidos de la Alhambra, obra de Andrés Rueda

A veces recorremos las ciudades en busca de no sabemos qué, pero si sabemos que debemos obsequiar por estas fechas a familiares, amigos o parientes. Tampoco tenemos un sentido certero si nuestra decisión va a satisfacer, finalmente, al destinatario.

Por esta circunstancia, nos vemos siempre amenazados por la duda y la insatisfacción que nos embarga al comprobar el dinero del que disponemos o estamos dispuestos a gastar y el objeto buscado. De ahí nuestro solitario desequilibrio, mientras observamos, con aire derrotado, una y otra vez un torbellino de escaparates adornados y llenos de luces, que contrasta con el brillo apagado de nuestros ojos.

Sin embargo, son muy pocos los que piensan en regalar una obra de arte, un buen cuadro, pero tampoco sabemos si realmente lo comprado tiene el precio que se nos solicita y la obra, por otro lado, tiene la calidad necesaria como para colgarlas en una pared sin hacer el ridículo, ante miradas de visitantes “despabilados”.

Por otro lado, el precio no es siempre una constatación de la calidad de la obra (como así lo creen algunos pintores, galeristas y oras gentes de este mundo). Si es cierto que el arte es caro, porque una buena pieza entre los coleccionistas es una manifestación de reconocimiento social, entre familiares, amigos y allegados.

Lo que sí se debe hacerse es buscar en Internet el currículum del artista, las exposiciones que ha realizado, en qué lugares, su trayectoria profesional o, en su defecto, dejarse aconsejar por profesionales, pues mucha gente joven no tiene una extensa obra, precisamente por su juventud, pero gozan de un talento una capacidad creativa, una imaginación y un sentido de provocar la emoción que superan con creces a muchos de los instalados en el mundo de la pintura.

La obra pictórica es un goce estético permanente, produce una conmoción plurisignificativa y es el mejor obsequio de todos. Además comprar arte es una gran inversión, una futura revalorización e incremento pecuniario.

Se dice que Van Gogh tan sólo vendió un cuadro en su vida; tras su muerte dejó unas 2000 obras. Pues bien, su Retrato del Doctor Gachet (inspirado en un médico que lo atendió en sus últimos días) se vendió por la cantidad de 82.5 millones de dólares. Hoy la cifra en la que se cotizaría sería mareante.

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miércoles, 21 de diciembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila
jueves, 1 de diciembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

FRANCISCO TRIGUEROS

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Francisco Trigueros - Uvas - www.galeriadeartelazubia.com
Francisco Trigueros, Uvas
Galería de Arte La Zubia, 2 de diciembre de 2011

Cuenta una leyenda de la antigüedad que Zeuxis, en competición con Parrasio, pintó unas uvas con tal realismo que engañó a los pájaros que fueron a picotearlas en vano. Sin embargo, Parrasio superó su proeza al mostrar a Zeuxis su cuadro, pidiéndole este que corriera la cortina que lo ocultaba, siendo su cuadro la pintura de la cortina propiamente dicha.

En el arte figurativo, una de las hazañas más reconocidas es la verosimilitud de la figura y su parecido a la realidad misma. Pero como decía Platón, la obra de arte que se basa en copiar la realidad procede por engaño, no siendo mas que la copia del original, que está en el mundo de las ideas.

Por eso, el hiperrealismo ha ensayado superar la interdicción platónica y trata de mostrarnos no la cosa misma, sino su arquetipo, icónicamente más logrado y definido que la propia realidad. De este modo nos insinúa que es el propio objeto representado la copia de su figuración plástica, consiguiendo esta reproducir el modelo arquetípico e ideal de cada cosa.

En esta dialéctica de la verosimilitud analógica se mueve la pintura de Francisco Trigueros, unas veces conformándose con la cercanía literal al objeto y otras yendo hasta su arquetipo no visto, sino percibido por él en el cosmos noetós. La pintura de Francisco Trigueros nos muestra, pues, su mundo interior.

Texto de Manuel Cerezo Arriaza
http://manuel.cerezo.name/index.html
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