sábado, 21 de enero de 2012 | Por: Pedro López Ávila

ECONOMÍA DE MERCADO Y EUROPA


Fábrica Derruida - Albert Sesma - www.galeriadeartelazubia.com
Cuando Ortega  y Gasset proclamaba su europeísmo a principios del siglo pasado, con la rebelde cita: “España es el problema, Europa la solución” y denuciaba el aislamiento de nuestro país, definiéndonos como “una raza que muere por instinto de conservación”; cuando Unamuno entendía (aunque más tarde cambió su parecer) que había que europeizar a  España y cuando el gran historiador  Vicens-Vives llegó a interrogarse si, España sola, realmente existía de entre las grandes naciones que surgieron del Renacimiento, expresaban un sentimiento desconsolado de la decadencia española y una denuncia acibarada del aislamiento, del atraso moral, cultural y económico en el que estaba sumida nuestra nación con respecto a Europa.

Cuando los sociólogos de finales del siglo XX principios del XXI, se deshacían en elogios, agitando las destrezas  de nuestros demócratas gobernantes, nos hacían ver el vertiginoso avance de nuestra economía en cortos periodos de tiempo: habíamos llegado a ser importadores de capitales, vislumbraban  que seríamos contribuyentes netos de los fondos europeos,  habíamos pasado a ser el país de la inmigración, en lugar del  de la emigración como en otros tiempos;  no hacían otra cosa, sino ensalzar, entre delirios triunfalistas, su adhesión, acatamiento y aceptación  a la globalización de mercados, o lo que es lo mismo, su lealtad  a la culminación del proceso histórico de la expansión del capitalismo.

Cuando se nos hacía creer que toda la época  de benevolencia económica,  que habíamos gozado, era gracias a Europa y a través de Europa, nunca habíamos caído en la cuenta de que habíamos entrado también de hecho y de derecho en el liberalismo económico, pero, a su vez, habíamos perdido la libertad.

D. Manuel Azaña  dirigiéndose a las Cortes el 12 de marzo de 1932 decía: “el liberalismo es una disposición de ánimo, o un concepto de la mente, o una doctrina política; pero la libertad es un concepto preciso, técnico de orden político y jurídico con el que el gobierno tiene que gobernar. No con el concepto de liberalismo, sino con la realidad objetiva y legal de la libertad”.

Cuando se inicia la crisis de finanzas en EE. UU. , en 2008, que se extendió rápidamente por todos los países europeos,  trajo consigo la hostilidad hacia la clase política del mundo occidental, por el escaso poder de determinación que tienen los gobiernos sobre los mercados y el gran capital.

Muchas son las sombras que zarandean a Europa en este inicio del S. XXI, muchos los diagnósticos y las recetas, pero el viejo continente está moribundo, pues los bancos multinacionales (apoyos financieros de grandes corporaciones y empresas multinacionales) unidos, incluso, en grandes consorcios financieros de muchos lugares, y los intelectuales oligárquicos internacionales, que manejan a su antojo las bolsas de valores de todo el mundo, asedian cada vez más a los gobiernos y organismos internacionales para dominarlo  todo.

Cuando David Cameron hace hincapié en que los países que están dentro de la zona euro verán sus presupuestos casi redactados por Bruselas y que esto supone un gran cambio, no hace más que poner sobre la mesa una nueva elucidación del concepto de soberanía nacional.

Al fin y al cabo, cada uno va lo suyo. El resfriado de los EE. UU. ha dado como resultado una tos de mal agüero en países endeudados hasta en sus escombros, el paro y la inflación afina sus desalientos entre los más jóvenes, que ya se buscan la vida en aquellos gigantes dormidos (Brasil o China), y nuestro país empieza a girar como un trompo con el optimismo mirando a la emigración, como la única ruta posible ante las trampas tendidas por un ciego, imparable e insaciable liberalismo de mercado.

Peor aún, a los países subdesarrollados que se les condonó la deuda externa  a cambio de ese dios globalizador de las economías mundiales, ahora siquiera pueden consumir sus propios productos, pues estos son importados a mitad de precio por sus propios dirigentes, con lo que la miseria, la hambruna  y la desventura se han instalado como presente y futuro  de esas sociedades, en la que la muerte y el llanto se dan la mano para bochorno de la humanidad.

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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnifica radiografía de este capitalismo financiero, que ahoga a lo mejor de nuestra vieja Europa “la juventud”.
Señalas con acierto, refiriendo a Azaña; la "libertad" como objeto de la política, frente al liberalismo económico………que lejos quedan esos tiempos en que peleábamos por la libertad y ahora tornan en otros de desesperanza.
y que fue de aquella economía de mercado, con un capitalismo que pensaba en producir, dar servicios y vender, se ha transformado en otro; ahora solo toca especular, tal y como dices “que bochorno para la humanidad.
Un abrazo amigo y solidario. Raimundo

Albert Sesma dijo...

Simplemente, dulzura, simplemente, alogorías, a quien, aquel día, tuvo la esperanza de nacer. Sigue así.

Marcos Jiménez León dijo...

SILENCIO DESHABITADO

En busca de alguna respuesta
vagabundeo calles famélicas
sin saber que preguntar.

Nacen de las aceras agrietadas bocas.
Tienen cosidos los labios,
un sol pagano que nunca calienta.

Un descompás de voces me invade.
Intento diluir los sonidos,
usar un tamiz de dialectos,
reglamentos de frases imperfectas.

Golpea el viento un postigo.
Acordes de hielo la niebla oculta.
Marionetas de carne muerta
caminan al compás de mis huellas.

Todas las puertas se cierran.
Me deshabito en el silencio del ocaso.

Manos sin cuerpos me señalan,
como sombras se adhieren a mi espalda,
llaman con voz quebrada
al carcelero que recluye las almas.
Sonriente disimula un cuervo
atiborrado de alhajas.
Esqueléticos pájaros
disputan residuos con hombres de lata.

Una barahúnda de sirenas
agita pasillos de hospitales de palomas
que han perdido las alas.

Al caer la tarde,
largas hileras de seres robotizados
regresan a sus moradas.
Los sueños se deshacen en lechos de grama.

Marinel dijo...

Has escrito un magnífico artículo de una realidad devastadora cuyo presente debería implicar,justo esa palabra que citas:
Bochorno...
A los gobernantes e ideólogos que fueron capaces de levar anclas de este mundo y subir sobre sus aguas ahogando al resto.
Besos.

Anónimo dijo...

Estupendo artículo sobre la realidad económica y social de nuestros días. Ojalá tu palabra llegue a los descastados políticos que nos quieren hacer rodar cuesta abajo.
Un abrazo

Eva

Anónimo dijo...

¡Magnífico artículo Pedro! Un abrazo
Carmina

Enrique Romero Davila dijo...

UN TEXTO DESGARRADOR, INCISIVO, NECESARIO, PARA DESPERTAR A LOS DORMIDOS...
ENHORABUENA,SUBRAYAR GRANDES VERDADES,
APORTAN MÁS EXTENSION A TUS ALAS
QUERIDO PEDRO...
UN ABRAZO, A QUIEN SUMA SUS VALORES PARA MOSTRAR CON LA TRANSLUCIDA IMPRONTA A QUIENES NOS ROBAN...
ENRIQUE...agradecido...