viernes, 18 de enero de 2013 | Por: Pedro López Ávila

ALGUNAS REFLEXIONES DE MADRUGADA


Andrés Rueda - www.galeriadeartelazubia.com

Si no pasásemos el tiempo estudiando y examinando a los demás, y lo empleásemos en estudiarnos y profundizando en conocernos a nosotros mismos, nos percataríamos fácilmente de la debilidad y la fragilidad de las que están hechas las piezas que componen nuestra naturaleza.

No hay nada mas consustancial al la naturaleza humana que la vanidad de la que estamos todos impregnados, mas aquellos que se dan cuenta, me parecen más perdonables, pero no se…

Opino que uno de los peores vicios que tenemos es la deslealtad, cuyo germen se fecunda en darnos más a nosotros mismos que a los demás. Así existen tanta sutilezas frívolas y vanas en el ser humano que, a veces, el hombre sólo busca renombre; conozco a algunos que buscan tanto la notoriedad, la fama y la gloria, que estas han llegado apoderarse de ellos mismos. Almas que nunca descansan mientras no obtengan el reconocimiento público, y en una de las actividades donde mejor se evidencia la vanidad es en el escribir.

Hoy, más que nunca, una parte de la población ha creado su propio periódico, a través de su página web o su propio blog, de forma tal que todo el que quiera puede expresar sus sentimientos, sus percepciones, su forma de interpretar el mundo, el conocimiento y la comprensión que tiene sobre el mismo, así como la difusión del pensamiento de otros que pasaron inadvertida y silenciosamente por la vida. A mí esto me parece muy bien, pues siempre es un mérito ejercitarse en la noble tarea creativa y de conformar opinión en lo que antes estaba reservado, casi exclusivamente, a las personas que gozaban de un reconocido prestigio intelectual.

Y me parece bien, además, porque a través de estos nuevos modelos, gracias a Internet, podemos ampliar mucho nuestro conocimiento en materias como economía, política internacional, sociología o en cualquier espacio del saber, que estaba profundamente encorsetado en especialidades, y que sólo podían ser entendidas y rebatidas por los propios individuos cualificados en el campo de las letras, las artes o las ciencias, con reconocido mérito por su labor en terrenos muy específicos de investigación (como argumentos de autoridad).

Pero, el caso es que con el paso de los años uno ha ido viendo que los meteorólogos se siguen equivocando en sus predicciones, los economistas no dan una, los médicos cambian de opinión en función a los intereses de la industria farmacéutica y las tendencias artísticas y literarias las elevan o pisotean los propios comisarios o críticos de arte o bien los jurados de los premios literarios, que nos hacen ver, en muchos casos, elementos de valor, conformando una opinión "verdadera" (según sople el viento de la industria comercial) de unas tendencias sobre otras.

Refiriéndonos a estos últimos, la memez de estos críticos y pseudocríticos ha llegado a tal extremo que en los no sé cuántos millares de obras literarias que anualmente se publican en nuestro país, en muchas de ellas se prologan recurriendo más al desprestigio facilón y a la ofensa de otras tendencias o autores, que a los aciertos o virtudes de la obra presentada, en vez de indagar el propio valor formal de todos los elementos circundantes que rodean al libro para que el autor sea reconocido por sus cualidades esenciales.

Y es que en este mundo perro que nos ha tocado vivir, nos atan más las cosas que signifiquen imperfecciones de los demás que nuestro propio mundo interior, que nuestra fantasía o que nuestra creatividad en una carrera competitiva de egos, en donde la bondad hacia los demás es un sentimiento hundido por entero, y en donde la amistad ha derivado a ser un proceso de encuentro doméstico con uno mismo.

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viernes, 4 de enero de 2013 | Por: Pedro López Ávila

LOS NEOGURÚS



¿Saben ustedes lo que es un amarre? Yo que toda la vida he estado creyendo que era algo así como la acción de amarrar con cadenas o cuerdas una barca o barco en un puerto, cuando se llegaba para fijarlos ante el oleaje; pues ahora descubro que, además de eso, tiene una significación o acepción más profunda para otros, muy de moda por cierto.

Consiste en que un fulano o fulana, desde la distancia, puede conseguir que un hombre o mujer quede cautivo o cautiva y bajo el domino y la voluntad del uno sobre el otro, por la acción indirecta de una tercera persona que autoproclama sus poderes, para la consecución de estos objetivos.

No sé qué clases de pócimas, conjuros, hechicerías y demás invocaciones a todos los dioses o espíritus o astros habrá que realizar para conseguir tan excelsos resultados, dado que estos maestros de la añagaza garantizan resultados a todo mal que padezcamos al 100 por cien.

Lo paradójico es que las mismas personas que por medio de sus tratamientos, tan necios como ridículos, no sólo se dedican a "secuestrar la voluntad del otro", sino que también tienen la facultad de limpiar, o lo que es lo mismo, quitar el amarre al sujeto inhibido en su voluntad.

El caso es que, en la actualidad, nos encontramos con ejércitos de longanizas de este tipo que, además, nos pueden proteger contra el mal de ojo, contra la depresión o curar enfermedades crónicas, permiten recuperar a la pareja, a encontrar o mantener el puesto de trabajo o, incluso aumentar la potencia sexual.

Vamos, que con la llegada de esos mendas, con misión tan importante en el mundo actual, han sustituido a aquellas encantadoras señoras de pueblo, con mirada aviesa y desconfiada, con zapatillas de orillo, enlutadas desde la pañoleta en la cabeza hasta las medias y con vetusta toquilla sobre los costillares; que eran capaces de sacar el sol de la cabeza a los que habían perdido salud por haberles echado mal de ojo. El procedimiento que utilizaban lo contaré otro día.

A lo que iba: Estos videntes que ya forman parte del paisaje cultural de la cartelería de las paredes y mobiliario urbano de nuestras ciudades, deberían haber avisado con antelación suficiente al Sr. Zapatero de que se avecinaba una crisis de dimensiones descomunales y no esperar a que la crisis le golpeara en los mismísimos morros a nuestro ex -presidente e hiciera añicos a su propio partido.

Claro, que de haberle avisado, ahora ellos tendrían menos trabajo, pues ahora tendrán 6 millones de potenciales clientes.

Siguiendo con la argumentación, como quiera que la experiencia debe ser una aliada en el sendero de nuestras vidas para no cometer los mismos errores, estos notas deberían entrar en contacto con Sr Rajoy, o mejor aún, el Sr. Rajoy con ellos, y que se deje de las tonterías esas del déficit, de Bruselas, del Fondo Monetario Internacional y demás monsergas en las que está sumido él y su gobierno.

Doy por supuesto, también, que la comunidad científica podría seguir el mismo camino y dejar paso a estos nuevos maestros, a los que no les son necesarios echar los hígados en los laboratorios, con lo que el ahorro sanitario y de investigación serían tan importantes que nos permitiría salir de la crisis, que al final parece que existe.

Tal es a mis ojos el carácter de la época presente, tal es también la incultura dominante en nuestro pueblo. Eso que hoy llaman crisis de valores, pero que nadie sabe definir cuáles son los valores que realmente están en crisis, ni siquiera qué se entiende por valores.

Lo únicamente cierto es que no sólo estos brujos, hechiceros, horoscopofílicos, echadores de cartas, salen hoy desde debajo de las piedras, sino que les dan cabida en los medios de comunicación, (especialmente las televisiones), invadiendo nuestra existencia y alimentando falsas esperanzas entre los más castigados por los reveses de la vida.

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