Tengo el placer de invitaros a la presentación de mi nuevo poemario:
La tormenta estaba inventada desde siempre
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LOS YOUTUBERS
Aquellos que tienen demasiada prisa por la fama o por
significarse dentro de esta globalizada sociedad, parece que han encontrado la
herramienta más eficaz para el acercamiento a las masas y lanzarse a la
popularidad. Todo esto, en el más delirante espectáculo social que jamás podría
haber concebido la imaginación. La aparición de You Tube, en apenas diez años
de existencia, ha potenciado la exaltación individualista y ha convertido a las
dóciles masas, en verdaderas ejecutoras del arribismo y de la golfería
indecente y miserable. Cualquier técnica o medio científico que contribuya al
desarrollo y progreso individual o de la totalidad no es, por sí misma, ni
buena ni mala, es neutra; por tanto, no se podría verter calificativos sobre
You Tube, en cuanto a lo que significa como avance técnico científico de
nuestra época o como algo necesariamente negativo. Bien distinto es el uso que
se haga de la misma.
Los bastonazos que recibían la clase dirigente,
(políticos historiadores, filósofos, pensadores etc..) a través de los
artículos periodísticos en otro tiempo, han sido suplantados por las imágenes
que cualquier “rascalatas” puede subir en vídeo a la red, con autorización o
sin ella de los afectados por sus contenidos, que dejan a muchos damnificados
en el camino. You Tube ha tenido tal grado de impacto en la cultura de nuestro
tiempo que se está convirtiendo en el elemento catalizador de las decisiones de
la muchedumbre, y lo que me parece más importante aún, forma parte del paisaje
cultural de nuestro tiempo, a tal extremo, que se podría decir, sin mucho
riesgo a equivocarnos, que el éxito o el fracaso de una determinada opción
política tiene bastante que ver con este nuevo formato de presentar la
realidad, no como es, sino como algunos creen que debería ser, según los
intereses de cada cual. Si no, que se lo pregunten al Sr. del tupé y de los
morritos.
You Tube tiene muchísima más influencia que cualquier
medio de comunicación y que la propia televisión desde hace más de un lustro y
su progresión exponencial es verdaderamente demoledora, a pesar de los latentes
peligros temáticos que encierra: xenofobia, racismo, fascismo, comunismo
apolillado, burlas deplorables de los aspectos físicos de una etnia o del
individuo concreto, peleas entre adolescentes, bullying y, en fin, un
salvajismo tan atroz y cruel que ha llegado a ofrecernos hasta imágenes
grabadas por grupos terroristas de decapitaciones. En fin, la barbarie y la
desolación servidas a domicilio.
Significar, cómo no, por otro lado, el importantísimo
avance que ha supuesto de modo muy eficaz su utilización como medio, para la
comunicación con la ciudadanía, para unir lazos entre los pueblos, su
utilización con fines educativos del acontecimiento histórico o científico, o
de cualquier rama relacionada con el saber y con el conocimiento. De la misma
manera, ha sido una gran ayuda en el campo de la medicina para un mejor
conocimiento y prevención de determinadas enfermedades. Por supuesto que,
también, para la promoción de artistas del mundo del espectáculo, de las artes
plásticas, de la cultura en general o de los políticos. Estas y un sinfín de
bondades también se le puede atribuir a la aparición de You Tube. Por supuesto
que sí.
A mi parecer esta manera de ofrecer información
desde cualquier lugar del planeta es el nuevo campo de batalla del poder en
este inicio del S. XXI, manipulado, no sólo por la industria de productoras
audiovisuales (independientes o menos independientes), sino por otros, a la
sombra, pertenecientes a grupos de presión y por el público en general.
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Antes bien, a mi parecer esta manera de ofrecer
información desde cualquier lugar del planeta es el nuevo campo de batalla del
poder en este inicio del S. XXI, manipulado, no sólo por la industria de
productoras audiovisuales (independientes o menos independientes), sino por
otros, a la sombra, pertenecientes a grupos de presión y por el público en
general. Los Youtubers han basado su función en dirigirse hacia un sector de la
población, en su inmensa mayoría gente joven, a veces extremadamente joven, que
se limita exclusivamente en presionar con el dedo índice el botón izquierdo a
algo que llaman ratón, señalando a uno o a varios de sus apartados que el mismo
ordenador o computadora ya tiene preestablecidos: “me gusta”, “compartir” o en
el mejor de los casos otro que dice realizar un comentario que nunca podrá
exceder los 140 caracteres (cada carácter es una letra, número signo de
puntuación, símbolo etc..). Vamos, reflexiones elaboradas en el concepto o en
la idea parece que no son.
Así que, si alguien cree que el consenso en los
despachos es suficiente, que se le vaya la idea de la cabeza, pues los
youtubers son capaces de deshacer con sus movilizaciones cualquier acuerdo al
que pudiera llegarse en esta lucha que mantienen con el poder político o con
los medios de comunicación tradicionales. Estos nuevos grupos tienen tanta
influencia social, entre otras razones, porque hay que pensar muy poco o nada.
Los Yooutubers tan solo necesitan una persona, con ciertos rasgos carismáticos
vociferando, un grupo de amigos, una persona con un teléfono móvil grabando una
secuencia determinada y subirla a la red para movilizar a las masas. Lo que
sucede es que algunos no han llegado todavía a comprender el acontecimiento y
otros están a medio camino.
La cultura de los 140 caracteres
Aunque todos lo sabíamos que la mentira, si está bien
gestionada, dominaría al mundo; en esta era de Internet se está confirmando y
consolidado, sobradamente, esta creencia. Leo en un periódico de tirada
nacional en el que Paul Horner de 38 años, tras una entrevista en The
Washington Post aseveraba que la culpa de que Donald Trump haya
ganado las elecciones en Estados Unidos era suya. Es más, aseguraba: “Sinceramente,
la gente definitivamente es estúpida, nadie comprueba nada y así es como ganó
Trump“. Este tal Horner (que maneja, al parecer, una decena de páginas web de
noticias falsas) inventó haber cobrado 3500 dólares del equipo de Hillary
Clinton para protestar durante un mitin del candidato republicano. Noticia
difundida tuiteda y compartida por miembros del propio Trump, incluido, el
presidente electo y su jefe de campaña. Esta y otra serie de mentiras
amontonadas, una tras otras, que han circulado por las redes sociales de forma
vertiginosa pudieran haber sido determinantes para que Donald Trump haya
alcanzado la presidencia de la Casa Blanca o, tal vez, vuelva a reírse
nuevamente de todo el mundo impunemente este menda, llamado Horner.
Hasta acabada la segunda guerra mundial el periodismo no se tomó como un medio objetivo, (aunque, afortunadamente, nunca lo fuere). El falseamiento de la información, que se vertía en los medios de comunicación había sido hasta entonces una herramienta imprescindible y esencial para el alcance de logros políticos y militares. En definitiva, un arma estratégica, cuyo objetivo final era la manipulación al servicio de los intereses de los grupos dominantes del poder; sobre todo, cuando había estado al servicio de los modelos totalitarios, tal y como nos demuestra nuestra historia más reciente. Sin embargo, a partir de la entrada en escena de las redes sociales, la información y desinformación conviven con la mentira, con los resentimientos de los justicieros, con los señalamientos, con la injuria, con la calumnia y con la ofensa, hasta llegar a convertirse en la lacra de esta democracia cada vez más indefensa.
Se trataría, pues, de una avalancha inmisericorde de
mentiras organizadas y amplificadas en las redes, a fin de instalar el miedo y
la ansiedad sobre el individuo; todo esto, organizado y agitado desde viles
intereses económicos o partidistas, hasta alcanzar un beneficio personal.
Claro, que, en rigor, tampoco podríamos decir que desde siempre no haya habido
historiadores, jueces, políticos filósofos o escritores que no tengan su
tendencia y su partidismo. En general, desde la primera página de un periódico
o de cómo se abre un informativo en radio o en televisión, debe ser suficiente
para corroborar por dónde va cada uno. De la misma manera ocurriría con lo que
llaman investigación histórica. La misma documentación no tiene garantía
absoluta de conocer la verdad, porque el que hace investigación lleva una
tendencia anterior a la hora de elegir sus datos y tres cuartos de lo mismo con
los jueces, filósofos periodistas o economistas que, al final, son más
apasionados que los poetas renacentistas. Esto lo vemos mejor con los
tertulianos televisivos de esta época, cuando un mismo hecho social, político o
individual, tiene mil testimonios contrarios y mil versiones distintas en las
que, por cierto, cada uno se responsabiliza de lo que dice.
Lo que no puede ser es que la cultura de los 140
caracteres se haya impuesto de forma definitiva, con absoluta impunidad, a tal
extremo que tenga, sin fundamento verificable, más poder que el argumento
sólido y que la reflexión crítica, serena y rigurosa de la realidad. No se
puede consentir que el insulto, la amenaza, el sectarismo, la mezquindad, la
xenofobia, la homofobia, la zafiedad y sobre todo, la incultura se encumbren
por encima de la libertad hasta llegar a convertir las redes sociales en auténticos
semilleros de odio y crueldad, en el despropósito acumulativo del rencor,
enraizado en la envidia y sustentado en la mentira.
En este tiempo en el que existe mucha gente, que no ha
dado nunca un palo al agua y que está abocada a morir de hambre o vivir de la
política, ha encontrado en las redes y en Internet un modo de adornar su
estupidez o de superar sus propias carencias, mediante la amenaza al oponente
político y a su linchamiento moral, ejecutando la mentira encapsulada en 140
palabras. Dicho de otro modo más genérico: cuando un político, empresario actor
o cualquier otro que sobresalga en este perro mundo, pueda tener carisma o
presencia social relevante, puede darse por finiquitado si salen a por él o a
por ella los que movilizan todo esto. Es igual todo. El caso es debilitar al
otro hasta su hundimiento. Baroja decía: “para arrastrar a una
multitud, lo que se necesita son palabras sonoras, gritos, una canción, una
bandera, un tambor. Ideas, ¿para qué?.“
Hoy se podría decir que ni eso se necesita, tan sólo
es importante estar conectados Internet, vileza moral, falta de instrucción y
una gran ignorancia.
Artículo publicado en IDEAL (lunes 28 de noviembre) y en Ideal en clase:
EL BOSCO
Decía Rilke: “No hay nada que sea menos apropiado
para abordar una obra de arte que las palabras críticas: con ellas se consiguen
siempre malentendidos más o menos afortunados” Y es que en cualquier obra de
arte, si tiene carácter propio, perdurará en el tiempo, a pesar del implacable
sentido efímero que pesa sobre nuestra vidas. Sin embargo, el misterio
indecible e inefable del que se ve rodeada la obra de arte hace de ella, en sí
misma, que sea intemporal. La Exposición conmemorativa del V Centenario de la
muerte del Bosco en el Prado ha sido la exposición más visitada en la historia
del museo desde su fundación en el año 1819.
Destacar de antemano que la inconmensurable colección
de boscos que ha albergado El Prado ha resultado un trabajo ingente,
concienzudo y de una complejidad tal, que se ha hecho necesario recurrir a
obras prestadas, procedentes de Lisboa, Viena, Boston, Nueva York, Washington,
París o Venecia. Como referencia, cabe comentar a modo de ejemplo, que el
tríptico de las tentaciones de San Antonio Abad, considerado por críticos e
historiadores de arte como una de sus obras maestra y apreciado como un tesoro
nacional portugués, sólo podía salir hacia España tras la deliberación del
Consejo de Ministros luso y el subsiguiente convenio entre el Ministerio de
Educación y Cultura español con el Ministerio de Cultura portugués. Por estas y
un sinfín de dificultades técnicas añadidas, entiendo, que va a ser harto
dificultoso que se vuelva a revisitar una muestra tan completa como la que nos
ha legado el genio de ´s-Hertogenbosch.
Se sabe muy poco de la vida de el Bosco. Su
nombre era Jheronimus van Akem y fue conocido en su época con el
nombre que el mismo eligió para firmar sus obras: Jheronimus Bosch, el Bosco en
España; debió nacer sobre el año 1450 y vivió casi toda su vida hasta su muerte
en 1516 en la ciudad que lo vio nacer en ´s-Hertogenbosch, la actual Holanda. Descendiente,
en cuarta generación, de una familia de pintores, tuvo un enorme éxito en su
época y gozó de una gran popularidad durante siglos hasta tal punto que vendió
en vida prácticamente toda su obra a personajes de alta alcurnia de la época y
de las clases sociales más altas; se sabe también que sus discípulos,
colaboradores de su taller y seguidores, copiaron su obra, la imitaron y, lo
que es peor, falsificaron su firma. A partir del S. XX la obra de el Bosco se
ha convertido en un indiscutible referente del arte occidental.
El vínculo existente entre la iglesia y el arte es
patente en la época del pintor, los artistas trabajaban para la iglesia,
fundamentalmente, para representar la pasión de Cristo, los ángeles, los
evangelistas, la Adoración de los Reyes Magos o los padecimientos de los
santos. Todo quedaba supeditado a una tradición establecida de asunto
religioso; sin embargo, el paso que da el Bosco hace 500 años es portentoso a
la vez que inconcebible: su pintura no va ser una representación al uso de
escenas bíblicas, sino que vamos a ver en sus obras todo un relato de piezas
que versan sobre la vida cotidiana, en las que, junto al paisaje, aparecen todo
tipo de personajes: mendigos, monjas entregadas a la gula, prostitutas,
bufones, buhoneros, campesinos, pedigüeños, curanderos, ladrones; aunque,
claro, no se olvida de satirizar a otra fauna mayor como a reyes, papas o
emperadores. Todo una exaltación a la vida material frente a lo espiritual. Sus
personajes avanzan por la vida “entregados al pecado” en casas destartaladas o
burdeles, gente comiendo y divirtiéndose en una embarcación, personas absortas
en sus relaciones carnales o jóvenes bien ataviados, acomodados, que se
divierten y disfrutan de los placeres terrenales; eso sí ,siempre bajo el ojo
vigilante de un Dios que impartirá justicia en el cielo.
Su temática, por tanto, está tomada de la vida
natural; lo cómico, lo satírico y lo caricaturesco se funden y se dan la mano,
de forma alegórica, dentro la más estricta concepción religiosa del momento.
Por ello, siempre hay un relato en su obra de carácter moralizante, en el que
parece decirnos cómo hay que comportarse en la vida antes de entregar el alma a
Jesucristo para la salvación eterna y, por tanto, nunca es tarde para
arrepentirse antes de la llegada del Juicio Final. De ahí, que los demonios
sean una constante en cada una de sus pinturas como tentaciones perturbadores,
incitando a los hombres para que se entreguen a los placeres terrenales. De
hecho, Se dijo durante mucho tiempo que el Bosco era un hacedor de demonios;
demonios que siempre están en sus pinturas al acecho del hombre, y que están
construidos de forma simbólica, dejando el autor solamente volar su fantasía
con elementos de la vida cotidiana o de la propia naturaleza.
Su capacidad de invención iconográfica es verdaderamente gigantesca. La originalidad de el Bosco está en que no se repite nunca, que debió beber de muchas fuentes literarias y que, probablemente pudiera haber tenido influencias de los humanistas del Renacimiento italiano, especialmente de Dante o Boccaccio en su expresión pagana de la existencia un siglo antes. Lo que, por otra parte, no excluye tampoco un fuerte sentimiento religioso, no menos intenso en el Bosco. Por eso, los pasos firmes, pero cautos, que dio el autor del “jardín de las Delicias”, representando la vida diaria en su renovada visión de escenas de la vida real, así como su magistral destreza del uso pincel (se ha dicho que dibujaba como un pintor y pintaba como un dibujante) lo han hecho uno de los pintores de mayor reconocimiento y admiración del arte universal.
Su capacidad de invención iconográfica es verdaderamente gigantesca. La originalidad de el Bosco está en que no se repite nunca, que debió beber de muchas fuentes literarias y que, probablemente pudiera haber tenido influencias de los humanistas del Renacimiento italiano, especialmente de Dante o Boccaccio en su expresión pagana de la existencia un siglo antes. Lo que, por otra parte, no excluye tampoco un fuerte sentimiento religioso, no menos intenso en el Bosco. Por eso, los pasos firmes, pero cautos, que dio el autor del “jardín de las Delicias”, representando la vida diaria en su renovada visión de escenas de la vida real, así como su magistral destreza del uso pincel (se ha dicho que dibujaba como un pintor y pintaba como un dibujante) lo han hecho uno de los pintores de mayor reconocimiento y admiración del arte universal.
Artículo publicado en Ideal en clase:
http://en-clase.ideal.es/2016/11/28/pedro-lopez-avila-el-bosco/
http://en-clase.ideal.es/2016/11/28/pedro-lopez-avila-el-bosco/
EL GRAN PACTO PARA LA EDUCACIÓN
Es evidente que la estructuración de un sistema educativo es producto o resultado de la historia, de la propia historia de la escuela o del propio sistema educativo; pero, también, del cambio de las condiciones ideológicas, políticas, sociales y económicas de un país.
Por esto, todo sistema educativo intenta satisfacer
las necesidades y propósitos de una sociedad concreta en un contexto histórico
determinado. No obstante, puede ocurrir, y de hecho ocurre, que el sistema no
satisfaga las necesidades educativas, o bien, que cambien las condiciones.
Entonces habrá que cambiar las finalidades asignadas por la sociedad a la
escuela, como referente último, ya que es esta la que debe legitimar al modelo.
Así, se producen diferencias entre la estructura y el contenido del modelo
educacional y la estructuras y escenario político, económico y cultural, dando
como resultado la insatisfacción generalizada; materializada en una avalancha
de camisetas verdes o en grandilocuentes discursos retóricos sobre el gran
cambio que debe producirse en la educación. Eso sí, sin especificar demasiado
en su contenido, por parte de los políticos, no vayamos a meter la pata.
Recordemos que en España en los últimos doscientos
años, las reformas que se habían producido, en profundidad eran: La Ley Moyano
de 1847, la I.L.E. (la institucionalización de la escuela única) en la Segunda
República y la Ley General de Educación de 1970. Sin embargo, en los últimos
veintisiete años hemos tenido cinco reformas educativas de calado legislativo,
engendrada en los despachos y plasmadas en forma de leyes orgánicas: La LODE
(1985), la LOGSE (1990) , la LOPECE (1995), la LOE (2006) y la LOMCE (2013).
Todo esto sin contabilizar la LOCE (2004), que no llegó a desarrollarse en la
mayoría de las autonomías.
Lo que al parecer, todo el mundo tiene claro es que
se hace necesario un gran pacto en la educación, con el objetivo de que cada
vez que se produzca un cambio de gobierno no lleve aparejado modificaciones
sustanciales en la estructura u ordenación del sistema educativo, pero ¿cómo
se hace esto sin modificar el currículo?.
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Lo que, al parecer, todo el mundo tiene claro es que
se hace necesario un gran pacto en la educación, con el objetivo de que cada
vez que se produzca un cambio de gobierno no lleve aparejado modificaciones
sustanciales en la estructura u ordenación del sistema educativo, pero ¿cómo se
hace esto sin modificar el currículo? Cualquier cambio en la enseñanza lleva
siempre aparejada una reforma del currículo, es decir, de las intenciones educativas
y de las intenciones para su efectividad. Según Gimeno, “El currículum o
currículo es la concreción de los fines sociales, culturales y de socialización
que se asignan a la escuela”. Tiene, por tanto, componentes ideológicos y
políticos, hasta tal punto de que hay quien habla de ideologías curriculares.
Así las cosas, nadie en su sano juicio puede creer que
pueda existir un entendimiento total bajo la luz de juicios severos y profundos
en la que no haya siempre heridos. Los currículos están profundamente
confrontados, alejados y distantes en sus idearios entre los grupos liberales,
anticapitalistas o independentistas. Grupos, en cuyos intereses se pierden y se
diluyen referentes sociales para ser sustituidos por otros, y en donde la
simpatías ideológicas o las creencias religiosas prevalecen sobre el fin último
de la enseñanza: un proceso que consiste en transmitir conocimientos,
experiencias, valores, procedimientos, etc.. para enseñar a otros que no los
tienen, y de esta manera hacer un igual a sí mismo.
Es verdad que las distintas comunidades autónomas adaptan
los Reales Decretos de Básicos que establece el Ministerio a las
características diferenciadoras de cada autonomía y los docentes de estas se
encuentran facultados para realizar una concreción del currículum a la
especificidad de colegios y aula: R/D 126 de 2014 por el que se establece el
Currículo Básico de la Educación Primaria. Por tanto, se trata de un currículum
abierto, cuya referida concreción en cada caso ha servido para que grupos
secesionistas hayan podido instrumentalizarlo a favor de una determinada lengua
como prurito para sentirse singulares o, en su defecto, por grupos
ideológicamente armados contra la tradición y a favor de modelos sociales que
pisotean a nuestra historia. En definitiva, lo que tenemos en la actualidad es
un currículum único y prescriptivo, pero también abierto y flexible lo que da
lugar a que la cultura y el conocimiento histórico quede secuestrado por
intereses partidistas; entendiendo a la cultura en su sentido etimológico de
cultivo y experiencias no especializadas, de informaciones y sensibilidades
heredadas y aprendidas que dejan huella en el alma, condición imprescindible
para ser hombre, para ser humano. Porque, un pueblo sin cultura es un pueblo
conformista, y con un pueblo conformista no se puede sino llegar a la
marginalidad y al aislamiento colectivo en manos de las clases privilegiadas
que, en el fondo, me da a mí, es lo que interesa.
El gran pacto para la educación no es tarea fácil,
vistas estas premisas. Para ser libres es necesario un esfuerzo colectivo, programas
(como se decía antes) o un currículum que sea capaz desde la escuela y, no
tanto desde los despachos, de consensuar modelos educativos basados en el saber
y la cultura como el mejor sistema de autoprotección del que dispone el ser
humano.
Artículo publicado en IDEAL el pasado jueves
17-11-2016.
Inico otoñal
Os dejo con este vídeo-poema que se encuentra dentro del poemarios "A propósito del recuerdo y el olvido. Espero que os guste.
De buenas letras
El
pretérito es tiempo perfecto, el único posible. El presente es efímero, un
instante indeterminado, a menudo desvaído en estímulos secundarios y presencia
avasallante que condicionan nuestra percepción del ‘ahora’. El futuro aún no
existe. Cuando hacemos planes de futuro, nos ilusionamos o tememos una certeza
instalada en el devenir, en realidad lo que hacemos es otorgar rango fáctico a
una conjetura plausible, la hipótesis de que en el tiempo futuro las cosas van
a transcurrir como prevemos. Pero ese mundo por llegar que habita en nuestra
conciencia y ya opera en nuestras emociones y sentimientos, tiene el
inconveniente, dictado por la pura lógica, de que será o no será. De ahí la
frustración; de ahí, de vez en cuando, el alivio: «¡De buena nos libramos!».
Dejando a un lado la convicción sobre la muerte, sólo el pasado es lugar
seguro, indubitado. Aunque no inmutable.
Leo
estos días el poemario ‘A propósito del recuerdo y el olvido’, de Pedro López,
y algunos de sus versos me confirman que, en efecto, el tiempo pasado puede
revisitarse desde distintas miradas o estados de ánimo, y sobre todo: diferente
sensibilidad. Nuestro pasado siempre está, pero casi nunca es el mismo. De
igual manera que muta (¿evoluciona?) nuestro aprecio de la realidad inmediata
conforme la experiencia del tiempo vivido nos abastece de «elementos de
juicio», el valor del pasado, nuestro pasado y el de los demás, incluso el
ideario común sobre una Historia compartida, se transforma paulatinamente,
metódicamente, al mismo tiempo que crecemos como individuos y forjamos una
conciencia paciente, reflexiva, acomodada en la paradoja de sabernos implacables
en el juicio al mismo tiempo que indulgentes (con frecuencia demasiado),
respecto al uno y al prójimo.
La
melancolía del poeta joven es arrasadora, diluviana, incontenible al igual que
sus entusiasmos y pasiones. Por el contrario, el lento recuerdo de los días que
han pasado para siempre, «como la sombra viajera de una nube», en el poeta de
edad madura se manifiesta entibiado por la aceptación. El pasado, fuese de
júbilo o calamidad, ya no es territorio de lamento y desgarro, sino de
aprendizaje y, va de suyo, gratitud hacia la vida. Alguien que sabía, dijo
alguna vez que todas las vidas vividas de cerca son un drama (puede que una
tragedia), pero alumbradas en la distancia son comedia. Yo creo que el sentido
último de la sabiduría existencial consiste en convertirnos en seres capaces de
observar nuestro propio viaje como síntesis de drama y comedia donde impera el
orden exacto, benefactor, del sosiego y la conformidad. Sé bien que en estos
tiempos de indignaciones, emergencias y furor de escandalizados, el sosiego y
la conformidad no son virtudes en alza, ni siquiera valoradas; pero este
desequilibrio no se produce por decaimiento del ‘estar’ en acomodo con la vida,
sino por el mínimo nivel de tolerancia a la quietud que marcan los nuevos
dogmas ideológicos. Allá debates: en los fragores de un mundo convulso, puede
que ya en ruinas, a la arenga del visionario apocalíptico prefiero la calma
luminosidad del poeta: «Ni esta casa ni yo somos los mismos,/ hay una luz de
poniente gastada/ como un vuelo obstinado de pájaros/ que me ocupa todo el
pensamiento». La resistencia al cambio, tan denostada en esta época, empieza
realmente cuando somos incapaces de aceptar que, sin remedio, llegará un día en
que ni el hogar que nos cobija ni nosotros seremos los mismos. Cualquier otra
mudanza deja atrás lo que importa y, a mayor desdicha, abunda en lo que sobra.
Lo sé, entre otras razones, porque he leído ‘A propósito del tiempo y el
olvido’, y lo he hecho como corresponde acercarse a los poetas que tienen el
coraje de estar en el mundo y no en las nubes: con inmensa gratitud.
Publicado el 27 de octubre de 2016 en IDEAL, página 32.
Publicado el 27 de octubre de 2016 en IDEAL, página 32.
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Sobre mí

- Pedro López Ávila
- Pedro López Ávila, nace en Granada. Consigue la plaza de Profesor de Bachillerato en la especialidad de Lengua y Literatura Españolas en el año 1979 y con posterioridad la cátedra en la misma especialidad. Ha ejercido como Jefe de Departamento durante 11 años y ha ocupado distintos cargos directivos, relacionados con la docencia en la administración pública, ha sido fundador de varias entidades privadas para el acceso a la función pública docente, ha coordinado múltiples actos literarios, ha presentado a poetas, narradores, articulistas y ensayistas de la actualidad, ha dirigido talleres de poesía y teatro y forma parte del equipo de redacción de la revista de letras Ficciones. Ha publicado tres poemarios: Amanecer en la Palabra (2008), Juego Peligroso (2009) y El Azar de los Días (2011), en Editorial Alhulia. Es miembro cofundador de la Asociación Cultural "Granada 13 Artes" y realiza críticas de arte a relevantes pintores contemporáneos.En la actualidad publica artículos en prensa escrita y digital y dispone de un espacio en Cadena COPE que lleva por título "La Rendija"