sábado, 5 de noviembre de 2011 | Por: Pedro López Ávila

LA ORQUESTA BARROCA DE GRANADA


Orquesta Barroca de Granada
IBS IBERIA CLASSICAL

Tengo que reconocer que en la pasarela de la música clásica, la música barroca nunca encontraba un espacio para enlazarla en mi memoria como expresión de un sentimiento que recogiera al alma, especialmente a Händel. Por esta circunstancia, cuando en el año 2007 se fundó la Orquesta Barroca de Granada, por iniciativa del clavecinista , Darío Moreno, el delgado hilo sobre el que sustentaba mi subjetividad, por una indefensa cultura musical, me hacía presagiar que este atrevimiento inesperado (más en estos tiempos) iba a tener los días contados. Máxime, cuando de todos es sabido que cualquier proyecto político, social deportivo o cultural que no vaya acompañado de los recursos económicos pertinentes está condenado al fracaso.

Pero, cuánto me alegro de haberme equivocado, pues el pasado día 15 de noviembre, en el Auditorio Manuel de Falla, bajo la dirección de Darío Moreno y David Hernández, como tenor, se interpretaron algunas obras de Händel, que no son precisamente las más reconocidas en su corpus musical como El Mesías, la Música para los Reales Fuegos Artificiales, la Música acuática, etc.

Pues no, en este caso se oía una música sustentada en un profundo latido poético como en el caso de las arias de las óperas Alcina o Rodelinda, que se presentó bajo el título de Ciel e Terra desde el sello discográfico IBS. IBERIA CLASSICAL

La interpretación fue un descubrimiento de Händel, para muchos de los asistentes que oyeron hablar a la música cegada de sueños en áreas como Urne voi o de una energía en calma y afable como en Ciel e terra, mientras las violas y violines quedaban vencidos a la voz de David Hernández.



Sin caer en la tentación de realizar una labor interpretativa de la música histórica, de la que uno puede aportar bien poco, creo que merece la pena insistir en la importancia de esta encomiable iniciativa, que, sin medios algunos, ha llegado a rescatar a las sensibilidades más reticentes a la música barroca y de acercarnos, con una nueva forma expresiva, la memoria al olvido y a lo desconocido.

Y es que en la interpretación de las obras de Händel se buscó la armonía del sonido como si el tiempo hubiera atrapado el paso de los siglos; fue una réplica instrumental, casi exacta, de la que se utilizaron a finales del S:XVIII: los violines, violas o violones estaban configurados con cuerdas de tripa, cual instrumentos de época, como también es el caso de la tiorba, los oboes, etc.

No quiero escribir como melómano, porque no lo soy, ni como poeta, ni como profesor, ni como mínimo conocedor de Händel o de la historia de la música, sino como un apasionado de las manifestaciones espirituales del hombre; y en la medida en que toda una importante masa social se siente emocionada, hasta el extremo que ovaciona una obra para que se repita de forma entusiasta, me hace pensar que un mundo que no presta atención a los sentimientos expresivos más nobles que emanan del alma es un mundo sin futuro.

Una ciudad como la nuestra (como otras muchas), cuna cultural de muchas civilizaciones, que no ayuda o no puede ayudar más a las iniciativas de sus escritores, de sus pintores y escultores o de sus músicos, es una ciudad que si no está muerta está moribunda.

No quiero con esto formular insinuaciones algunas ni molestar absolutamente a nadie, pues me consta que, en este caso concreto, la Orquesta Barroca de Granada, recibió un apoyo institucional, generoso, aunque, entiendo, que insuficiente (posiblemente motivado por las limitaciones económicas de los tiempos que estamos viviendo); sin embargo, oímos todos los días hablar de la crisis económica y financiera y siempre pienso que el mal no está, exclusivamente, en la falta de liquidez, sino en la cultura que se le ofrece a los pueblos y, por tanto, el mal es endémico, pues es de organización o de administración de los recursos, si se quiere. Como también pienso que el mal no es local, sino bastante generalizado.

Aquí, lo grave es que los pueblos pidan fútbol y se les conceda al precio que sea; pues, es en sí mismo productivo, mientras millones de personas jamás han asistido a un concierto, en donde se consagran las sensibilidades.

De ahí, que la Orquesta Barroca de Granada tenga un ansia verdadera para comunicarse con los demás, para llevar todo un trabajo de recuperación histórica musical y conectar con todo tipo de público, y que en su corta trayectoria, pero intensa actividad, esté realizando esfuerzos muy exigentes, con innovaciones verdaderas, pocos recursos materiales y con inestimable espíritu de sacrificio, enfrentándose a un público al que hay que arengarlo, en las más de las ocasiones, aún contradiciéndolo para enseñarlo.

Iniciativas de este tipo, son las que hacen que Granada siga siendo un escenario cultural en el mundo, pero, por favor, no bajemos la guardia.
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2 comentarios:

RAIMUNDO FORNIELES dijo...

Bellísima la glosa que haces Pedro, a la Orquesta Barroca de Granada que aunque naciera en 2007 hoy tu magnificamente la presentas,digo más es estupendo tu comentario sobre ella y sobre lo que toca en este caso Händel, el comentario con trasfondo de poética llamada a que se dignifique aún más la hermosa musica que toca plena de luz y calor.
Me hbiera gustado oirla en el Auditorio Manuel de Falla, y recordar y compartir contigo que Granada merece tener música de esta altura, aunque en este caso yo sola la haya oido a través de un disco, por cierto magnifico retrato de la realidad musical de Andalucía.
Mis felicitaciones para la orquesta y para ti por tu bella y rica glosa del arte musical.

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.