jueves, 9 de mayo de 2013 | Por: Pedro López Ávila

CABALLERO BONALD


PEDRO ROLDÁN  www.galeriadeartelazubia.com

El pasado día 23 de abril, coincidiendo con el día mundial del libro, se produjo la ceremonia de entrega, por los Príncipes de Asturias, del Premio Cervantes, considerado como el mayor galardón de las letras en español, al escritor jerezano, José Manuel Caballero Bonald. El Poeta, narrador y ensayista de mayor relevancia en nuestro tiempo, desde mi parecer.

En su discurso pronunciado en la ceremonia de entrega del premio Nobel de las letras en español (según los denominan algunos), me llamó la atención algo que pudiera haber pasado desapercibido para muchos y que entiendo que es de gran importancia. Caballero Bonald dijo que quien no leía tampoco almacenaba conocimientos y quien no almacenaba conocimientos era apto para la sumisión.

Siempre ha existido una recóndita creencia entre algunos poetas de que la palabra, la poesía y el poeta con su compromiso podrían cambiar al mundo. El poeta comprometido ante la injusticia , el mundo del trabajo y el anhelo de libertad han sido durante mucho tiempo elementos temáticos lo suficientemente liberadores, entre determinados autores, como para sustentar las pretendidas intenciones de cambio social.

De ahí, que la poesía haya sido considerada por muchos como una importante arma de lucha contra la sumisión y los sistemas establecidos en donde no existe la libertad e impera la tiranía.

Ya Vicente Aleixandre decía que el poeta es una conciencia puesta en pie hasta el fin. Gabriel Celaya diría que la poesía es un instrumento, entre otros, para transformar al mundo y si nos remontamos al S. XIX, Shelley, el poeta romántico inglés (que entendía la poesía como el registro de los momentos mejores y más felices de las mentes mejores y más felices) llegó a decir que los poeta son los legisladores no reconocidos del mundo. Y decía esto tal vez pensando en la influencia de los poetas en la formación de las ideologías de su época.

Hoy día muy poca gente puede creer que el mundo se pueda transformar con libritos de poemas. Sin embargo, la poesía es una de las actividades más intensamente humanas que nos hace ver lo que de otro modo no alcanzaríamos a ver jamás, que nos hace ver, tambien, desde la oscuridad un espacio moral nuevo, porque jamás se sustentará en la supremacía de los poderosos, sino en la defensa de los desahuciados, en los desheredados sociales, en los que sufren o en los que aman.

A partir de ahora se venderán muchos más libros de Caballero Bonald que será leídos por los de siempre, otros quedarán en las estanterías de los pedantes y otros serán abandonaran al leer sus primeras páginas, porque los lectores "no almacenan conocimientos suficientes".

Hay un tipo de poesía a la que la barbarie de los mercados y de los políticos no podrán nunca convertirla en superflua, sino en necesaria. Una poesía que se fundamenta en un nuevo orden moral. Una poesía que nos habla de un porvenir colectivo que sólo con los poetas llegamos a entrever.

Decir que los poetas sólo hablan de amor y de metafísica es el olvidarse de lo mucho que la humanidad ha necesitado de Anacreonte, de Ovidio, de Quevedo, de Neruda, de A, Machado o de Benedetti, por ejemplo.

Por eso Caballero Bonald también dijo en su discurso "hay que defender la palabra contra quienes quieren quitárnosla. Esgrimirla contra los desahucios de la razón".

Desde luego, la obra, especialmente la poesía, de Caballero Bonald está fuera de toda tendencia grupos o familias a la que adscribirla, pues eso significaría que lo importante es la pertenencia al grupo y desdeñar el torrente de originalidad individual que desprende su capacidad creativa, tanto en su estilo, cuanto en su ética.

Fanny Rubio Dice que Caballero Bonald "interpreta una ética de la escritura disidente de lo convencional, por contravenir estilísticamente las normas, por negar el ejercicio dinámico del texto y por dignificar el fluir de la lengua".

En estos momentos cruciales de la historia se hace más necesaria que nunca la poesía de nuestro flamante Premio Cervantes, para que como él mismo dijo "corregir las erratas del pasado y que esa credulidad nos inmunice contra la decepción".

Hoy, su radical y perseverante militancia a la insumisión, cobra la máxima actualidad en su interpretación de la vida, a través de su experiencia, en su obra. Así lo podemos comprobar en su poema "Santoral" de su libro Diario de Argónida de 1997: Suele el sumiso, el amansado,/ comulgar indistintamente/ con ruedas de molino o con sagradas/ formas, mas no por eso acepta/ sin razonables dudas/ la subida veloz a los altares/ de algún palurdo padre de la patria.

Un hombre, un poeta, con 86 años, Caballero Bonald, sigue siendo siempre fiel a sus principios de compromiso social. Nunca ha dado de espalda a la injusticia y al sufrimiento y se reafirma (en su discurso) de sus convicciones delante de algún palurdo padre de la patria, que ahora aplaude con sonrisa de hiena. Caballero Bonald significa y simboliza la resistencia frente al poder destructivo de los que quieren arrinconar la palabra.

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1 comentarios:

Jesús Amaya dijo...

Pedro, qué dificil es para mí explicar por qué escribo poemas.

Siempre he utilizado como ciertas unas palabras de la poeta Alejandra Pizarnik:

"Escribes poemas porque necesitas un lugar en donde sea lo que no es".

Estas palabras son, creo, la explicación de mi poesía, hasta el momento, supongo. Mi vida, no fácil precisamente, ha transcurrido por un valle de soledades, y, por esta razón, todo lo que he escrito hasta el momento es una búsqueda constante de "ese lugar en donde sea lo que no es".

Tras lo vivido, desde esta búsqueda, después de todo lo escrito, he hecho mías otras palabras, las del poeta Fernando Pessoa:

"Ser poeta no es una ambición mía,es mi manera de estar solo".

Pedro, mi manera de estar en el mundo es una manera de estar solo. En este sentido, la escritura de poesía, puedo decir, que ha sido mi tabla de salvación.

En mi situación actual, y sigo con la soledad, hago realidad otras palabras, las de José Saramago, que me mantienen en actitud vital del esperado encuentro del Amor que no llega:

"Quiero estar donde esté mi sombra, si es allí donde van a estar tus ojos".

Muchas veces me pierdo, me invade la nostalgia, desaparezco un tiempo, enmudezco...y, es entonces cuando las últimas palabras de Antonio Machado- escritas en un papelito y encontradas en el bolsillo de su chaqueta-me devuelven a la vida:

"Estos días azules y este sol de la infancia".

Pedro, estas palabras de D.Antonio,son la justificación de mi existencia en la poesía que escribo.

Dicho todo esto, Pedro, no sé cuál es el valor mi poesía.

Yo no escribo nada más que desde mi experiencia de un hombre perdido desde la infancia.

Mi poesía no es /Una poesía que se fundamenta en un nuevo orden moral. Una poesía que nos habla de un porvenir colectivo que sólo con los poetas llegamos a entrever./

Por esta razón dudo mucho del valor de lo que escribo.

Un fuerte abrazo.
Jesús